Imagina que eres el CEO de una empresa de comercio electrónico que a menos de 24 horas del Black Friday—uno de los periodos de venta más importantes del año— es víctima de una ola de ciberataques. Entre ellos, un ransomware que capturó toda la base de datos de usuarios de la plataforma con todo y sus tarjetas de crédito. ¿Pagarías el rescate inmediatamente? ¿Qué pasa con los estragos que un ciberataque de esta magnitud puede generar a tu empresa? ¿Y si pagas ni así recuperas tu información?
Este es un escenario que representa una realidad incómoda para miles de empresas grandes y pequeñas en todo el mundo.
La industria del cibercrimen creció de manera exponencial en los últimos tres años. Con un ecosistema digital más maduro, el número y complejidad de los ciberataques se ha desarrollado significativamente. Tan ha sido así que la ciberdelincuencia aumentó 600% desde el inicio de la pandemia, según datos de Interpol.
Esto generó que 83% de las organizaciones señalaran a la ciberseguridad como una prioridad de inversión en en 2022; con 45% de ellas aumentando el presupuesto destinado a esta área 10% o más, según cifras de PWC. Sin embargo, sigue sin ser suficiente.
«Hace unos 20 o 25 años no se hablaba tanto de la sustentabilidad o responsabilidad ambiental, pero hoy le damos mucha atención a eso. Si tengo la opción de comprar un producto que sea responsable con el medio ambiente, frente a uno que no, muy probablemente compraré el primero. Lo mismo va a ocurrir con la ciberseguridad», comenta Marcelo Felman, director de ciberseguridad de Microsoft para América Latina, a Expertos en Línea.
«La responsabilidad medioambiental se volvió un imperativo para las empresas y con la ciberseguridad va a ser lo mismo. Uno va a elegir un banco no solo porque da la mejor tasa de interés o créditos; sino porque también tiene la mejor prevención de fraudes o protege mis datos mejor que cualquier otro», agrega.
De acuerdo con Felman, el desafío actual que enfrentan las empresas del mundo en temas de ciberseguridad es cómo aumentar sus ventajas competitivas y reducir el riesgo al mismo tiempo.
Por ejemplo, la inteligencia artificial cuenta con diversas ventajas para las empresas; sin embargo, primero hay que entender la tecnología y sus posibles consecuencias para administrarla de manera adecuada.
Lo mismo sucede con la innovación dentro de la ciberseguridad. Felman dice que esta debe permitirle a las empresas ir más lejos y de una manera más segura, pero para ello hay que entender todos sus elementos.
«En un mundo cada vez más conectado, la ciberseguridad se ha vuelto esencial para garantizar la protección e integridad de la información. Con una industria del cibercrimen evolucionando a pasos agigantados, la seguridad necesita mantener el mismo ritmo de innovación», expresó Felman.
En el panorama actual, los ciberataques son cada vez más sofisticados y organizados.
Ahora, las empresas no lidian con actores aislados, sino con ecosistemas completos y grupos criminales que se distribuyen en distintas partes de la cadena de suministro; sin embargo, lo que es aún más preocupante es la creciente profesionalización del cibercrimen. Básicamente, los ciberdelincuentes ahora operan como organizaciones del sector privado; con recursos, objetivos y procesos empresariales definidos.
Una de las modalidades de vulneración que se han vuelto más populares son los ataques como servicio. Estos consisten en ciberataques ofrecidos por grupos criminales que aprovechan las brechas de seguridad en las empresas para acceder a sus sistemas, adquirir privilegios de administración y generar una incidencia informática.
Estos se desenvuelven generalmente de la siguiente manera:
Ante esos escenarios, la ciberseguridad es en un tema vital para garantizar la protección y la integridad de la información. Si bien la industria del cibercrimen está evolucionando constantemente, los equipos de defensa de las empresas necesitan transformarse a la par.
Para ello, de acuerdo con Felman, deben optimizar el despliegue de estrategias de protección efectivas, considerando parámetros que optimicen la gestión de activos, identidades y datos, así como el riesgo potencial.
Con esto en mente, Microsoft recomienda cinco acciones de defensa:
Estas acciones implican hacer de la ciberseguridad una prioridad de negocio; no solo en cuanto al impacto operativo, reputacional y financiero que representan los ciberataques, sino también como un componente crítico de la cultura empresarial.
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