Diecisiete expertos se han unido para desarrollar un modelo informático capaz de rastrear las existencias y flujos de plástico en todo el mundo y los números dibujan un futuro demoledor: los residuos de este material que fluyen a los mares cada año podrían casi triplicarse en 2040. Urge -dicen- intervenir.
Los investigadores piden soluciones integrales para «un mundo que se ahoga en contaminación plástica» y uno de los pasos más eficaces es aumentar la recogida de residuos con servicios e infraestructura.
Así, cada año se vierten en tierra casi 30 millones de toneladas y se queman casi 50 millones de toneladas a cielo abierto, además de los 11 millones de toneladas que terminan en los mares.
En el caso de los océanos, los modelos prevén que, si no se toman medidas, la cantidad de plástico que entraría en ellos cada año crecería de 11 millones de toneladas a 29 millones de toneladas en los próximos 20 años, lo que equivale a casi 50 kilogramos de plástico en cada metro de costa en todo el mundo, señala en una nota Pew Charitable Trust, que financia este proyecto.
Estos son algunos de los datos incluidos en el informe «Breaking the Plastic Wave» (rompiendo la ola de plásticos) que se han dado a conocer este jueves junto a un artículo publicado en Science.
Según el modelo, si se tiene en cuenta el período 2016-2040, más de 1.300 millones de toneladas de plástico se verterán tanto en tierra como en océanos. Incluso con esfuerzos inmediatos, los números dicen que 710 millones de toneladas serán arrojados al medio ambiente -460 millones de toneladas a la tierra y 250 millones de toneladas al agua-.
Costas Velis, de la Universidad de Leeds, señala que esta investigación da por primera vez una visión completa de «las asombrosas cantidades» de desechos plásticos que se vierten en los ecosistemas terrestres y acuáticos.
«A menos que el mundo actúe, estimamos que más de 1.300 millones de toneladas de contaminación plástica terminarán en la tierra o en los cauces de agua para 2040», afirma este experto.
Alrededor del 95 % de los embalajes/envases de plástico se utiliza sólo una vez y este análisis mostró que la mayor fuente de contaminación plástica eran los residuos sólidos municipales no recogidos, muchos procedentes de hogares.
Actualmente, alrededor de un cuarto de todos los residuos plásticos no se recogen, dejando que los individuos se deshagan de ellos. Para 2040, un tercio de todos estos residuos no serán recogidos.
Según datos de la ONU, alrededor de 2.000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a un servicio de recogida de estos restos y esta cifra podría aumentar hasta los 4.000 millones en 2040, según la investigación también liderada por la Universidad de Oxford y Systemiq.
El modelo muestra que cada tonelada adicional de plástico recogido reduce la contaminación del medio ambiente acuático en 0,18 toneladas.
La falta de un servicio formal de recogida ha dado lugar al crecimiento de un sistema informal de recuperación de estos residuos: una estimación conservadora indica que hay al menos 11 millones de recolectores en todo el mundo que se ganan la vida escudriñando los materiales no recogidos, buscando qué pueden vender para reciclar.
Se cree que recogen alrededor del 58 % de todo el plástico que se recicla en el mundo, más que todas las autoridades juntas, pero sus condiciones de trabajo no son seguras.
Otra de las cosas que se constató fue la enorme cantidad de plásticos que se queman abiertamente: aunque la quema reduce la cantidad de desechos que se arrojan a la tierra y a los mares, genera humos potencialmente tóxicos y contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si no se toman medidas, la modelización informática estima que aproximadamente 2.500 millones de toneladas de estos sobrantes se quemarán a cielo abierto entre 2016 y 2040, es decir, más del doble de la cantidad que se prevé verter en la tierra y en el medio acuático.
Estas cifras revelan la escala de un problema causado por los sistemas mundiales de gestión de desechos, «incapaces de hacer frente al creciente volumen de residuos plásticos», señalan los autores.
Estos concluyen que no hay una única solución mágica, pero sí un conjunto que podría reducir el flujo de plástico hacia los océanos en un 80 % del nivel proyectado para 2040.
Hay, dicen, que reducir el crecimiento de la producción y el consumo para evitar casi un tercio de la generación de desechos plásticos proyectada; sustituir el plástico por papel y materiales compostables, y diseñar productos y embalajes para su reciclaje.
Además, ampliar las tasas de recogida de esta basura en los países de ingresos medios/bajos hasta alrededor del 90 % en zonas urbanas y alrededor del 50 % en zonas rurales, y apoyar al sector de la recogida informal.
El objetivo en los países de altos ingresos debería ser disminuir su consumo, mejorar el diseño de los productos y el reciclaje, mientras que en las economías de ingresos bajos y medios, hay que mejorar la recogida de residuos e invertir en la clasificación y el reciclaje.
Estas intervenciones reducirán la contaminación plástica en los mares pero no la detendrán: tratar de alcanzar una contaminación plástica casi nula requeriría avances tecnológicos, nuevos modelos de negocio, un gasto significativo y, lo más crucial, innovación. EFEfuturo