Era 2008, y el estonio Kristo Käärmann quería transferir dinero a su tierra natal desde Londres, donde vivía en ese momento. Tras pagar una pequeña comisión, esperó a que el dinero llegase, pero lo que llegó fue una sorpresa en forma de 500 euros menos de los que había enviado.
“Quise averiguar qué había ocurrido y me di cuenta de que mi banco británico no había utilizado la tasa de cambio que yo había comprobado en Google, sino que utilizó una tasa de cambio un 5% menos favorable”, explicó Käärmann en una entrevista con Business Insider.
Cuando se estaba sintiendo “estúpido” por no haber caído en la cuenta, se le ocurrió la idea de crear un negocio que ahora está valorado en 5,000 millones de dólares (mdd).
Junto a Taavet Hinrikus (primer empleado de Skype, que por entonces ya era un alto ejecutivo en la compañía), Käärmann quiso encontrar la manera de transferir dinero al extranjero que le permitiera eliminar a los bancos como intermediarios.
En 2011 lanzaron Transferwise, una empresa de tecnología financiera que permite transferir dinero al exterior para convertirlo a la moneda local, utilizando la tasa media de tipo de cambio, más una comisión de 0.5%. Y todo a través de su web.
“Ahora movemos unos 4,000 millones de euros cada mes para nuestros clientes que son expatriados como nosotros”, apuntó.
52% de sus ingresos provienen de Europa y España está entre los cinco mercados más importantes en el continente. En total, hoy suma ocho millones de clientes por todo el mundo.
Tan solo en el último año fiscal, los ingresos de Transferwise han crecido un 70% y el beneficio neto supera los 23 millones de euros.
Además, cuenta con una plantilla de 2,200 personas repartidas en 14 oficinas por todo el mundo.
Al principio se autofinanciaron, “algo muy inusual actualmente”, según Käärmann. “Pero la gente empezó a confiar en nosotros y a pagar por la tasa de gestión”, añadió.
Pese a tener éxito rápidamente, llegó un punto en el que no podían satisfacer esa demandas con sus propios recursos, por lo que encontraron a inversores como Peter Thiel (cofundador de PayPal junto a Elon Musk), Marc Andreessen, Ben Horowitz o Richard Branson.
“¿La clave para convencer a estos inversores? Tener clientes que no solo quieren el servicio que construyes para ellos, sino que estén dispuestos a pagar por él, aunque sea un poco”, sostuvo el empresario.
Antes de marzo de 2017, la empresa había reportado pérdidas, pero desde entonces no han dejado de ser rentables.
“Esto es muy único. Somos una gran compañía de tecnología de rápido crecimiento y lo normal es recaudar mucho dinero por parte de los inversores pero también tener grandes pérdidas”, agregó.
Es el caso de Airbnb, Uber, Pinterest, Lyft o Dropbox, que tienen millones de usuarios en todo el planeta, pero también de algunas startups del universo fintech como Revolut, Monzo o N26.
Transferwise confía en que lo que les diferencia del resto es que han trabajado “duro” para asegurarse de que cobran lo mínimo posible a los clientes, pero lo suficiente como para poder sobrevivir de forma independiente y sin necesidad de inyecciones externas.
“Así podemos garantizar que seguiremos funcionando durante los próximos 20 años. Estaremos aquí por mucho tiempo hasta que nuestra misión esté completa”, explicó.
En estos momentos, la compañía no necesita ninguna ronda de financiación, ya que se financian por las tasas de sus propios clientes.
Además, y según dijo Käärmann, la financiación recaudada en anteriores rondas no es dinero que entra en la compañía, sino que va a parar a los accionistas y empleados con el fin de que puedan liquidar algunas de sus participaciones para que nuevos inversores entren a la empresa.
“Por tanto, la empresa en sí no está realmente recaudando dinero con las rondas”, explicó.
Aunque subraya que la pandemia no ha sido de agrado para nadie, esta fintech no se ha visto particularmente afectada, ya que según su CEO ha encontrado un punto de equilibrio entre las pérdidas por el parón de los viajes internacionales y la digitalización de las empresas que han aumentado la demanda.
Otro de los asuntos que siempre está en las quinielas en los relacionados con Transferwise es su posible salida a bolsa, para la que están preparados, pero por la que no tienen ninguna prisa.
“Pensamos: ¿cuál sería el beneficio de hacer esto para nuestros clientes? Aunque la OPV de Transferwise llegará un día, por el momento, nuestros clientes no parecen tener prisa. No sienten que se estén perdiendo nada o que podríamos proporcionarles un servicio sustancialmente mejor si fuéramos una empresa pública”, señaló.
Y, si no tienen prisa, es porque saben que esto es solo el principio y que aún queda mucho para que la mayoría de la gente deje la banca tradicional por empresas como la suya.
“Sabemos que estamos en el comienzo porque la mayoría de las transferencias internacionales del mundo aún no se hacen a través de Transferwise”, comentó.
“La demanda de Transferwise se está acelerando y esperamos que los volúmenes sigan creciendo bastante con el paso de los años. Eso significa que podremos construir un equipo más grande y un mejor producto”, apuntó.
Sobre el futuro de la industria, Käärmann lo tiene claro: serán los clientes los que se beneficien de los desafíos y la competencia a los que se enfrentan tanto las empresas tecnológicas como la banca tradicional.
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