Un comprador de Tesla puede pensar que está aportando su “granito de arena” al cuidado del planeta. Sin embargo, tendrá que conducir 21,725 kilómetros (km) antes de hacer menos daño al medio ambiente que un automóvil sedán a gasolina.
Este cálculo es resultado de un análisis que hizo Reuters sobre las emisiones de los vehículos durante su vida útil. Es una cuestión muy debatida que cobra protagonismo cuando los gobiernos de todo el mundo presionan para que el transporte sea más ecológico y se cumplan los objetivos climáticos.
De hecho, el modelo fue desarrollado por el Laboratorio Nacional Argonne de Chicago. Este incluye miles de parámetros: desde el tipo de metales de la batería de un vehículo eléctrico hasta la cantidad de aluminio o plástico de un coche.
El modelo GREET (siglas en inglés para gases de efecto invernadero, emisiones reguladas y uso de la energía en las tecnologías) de Argonne se utiliza ahora junto con otras herramientas para ayudar a configurar la política de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) y la Junta de Recursos del Aire de California. Son los dos principales reguladores de las emisiones de los vehículos en Estados Unidos.
Jarod Cory Kelly, analista principal de sistemas energéticos de Argonne, afirma que la fabricación de vehículos eléctricos genera más carbono que la de los coches con motor de combustión; principalmente debido a la extracción y el procesamiento de los minerales de las baterías de los vehículos y a la producción de las celdas eléctricas.
Pero las estimaciones sobre la magnitud de esa diferencia de carbono cuando se vende un coche por primera vez y sobre el punto de equilibrio de los vehículos eléctricos durante su vida útil pueden variar mucho, dependiendo de las hipótesis. Kelly afirma que el periodo de recuperación de la inversión depende de factores como:
Reuters introdujo una serie de variables en el modelo de Argonne —que contaba con más de 43,000 usuarios en 2021— para obtener algunas respuestas.
Primero, el escenario del Tesla 3 era para conducir en Estados Unidos, donde 23% de la electricidad procede de centrales de carbón; con una batería de 54 kilovatios-hora (kWh) y un cátodo hecho de níquel, cobalto y aluminio, entre otras variables.
Se enfrentó a un Toyota Corolla de gasolina que pesaba 1,340 kilogramos con un rendimiento de combustible de 53 km por casi cuatro litros. Se asumió que ambos vehículos recorrerían 278,659 km durante su vida útil.
Pero si el mismo Tesla se conduce en Noruega —que genera casi toda su electricidad con energía hidroeléctrica— el punto de equilibrio llegaría después de solo 13,518 km recorridos.
En cambio, si la electricidad para recargar el vehículo eléctrico procede en su totalidad del carbón —la mayor forma de abasto en China y Polonia—, habría que recorrer 126,655 km para alcanzar la paridad de carbono con el Corolla; según el análisis de Reuters de los datos generados por el modelo de Argonne.
El análisis de Reuters mostró que la producción de un vehículo eléctrico de tamaño medio genera 47 gramos de dióxido de carbono (CO2) por cada 1.6 km durante el proceso de extracción y producción. Es decir, más de 8.1 millones de gramos antes de que llegue al primer cliente.
En contraste, un vehículo de gasolina similar genera 32 gramos por cada 1.6 km; o más de 5.5 millones de gramos.
Además, Michael Wang, científico y director de la división de Sistemas Energéticos de Argonne, dijo que los vehículos eléctricos suelen emitir mucho menos carbono a lo largo de una vida útil de 12 años.
Incluso en el peor de los casos, en el que un vehículo eléctrico se recargue únicamente de una red de carbón, generaría 4.1 millones de gramos más de carbono al año.
En tanto, un coche de gasolina comparable produciría más de 4.6 millones de gramos, según el análisis de Reuters. La EPA dijo a Reuters que utiliza el modelo GREET para ayudar a evaluar las normas sobre combustibles renovables y gases de efecto invernadero de los vehículos.
Otros estudios como el que hizo en Europa el grupo de investigación IHS Markit coinciden con estos resultados. En su caso, el punto de equilibrio típico en las emisiones de carbono de los vehículos eléctricos era de entre 24,140 y 32,186 km. Estas cifras dependen del país, según Vijay Subramanian, director global de cumplimiento de dióxido de carbono (CO2) de IHS Markit.
Dijo que el uso de este enfoque demostraba que el cambio a los vehículos eléctricos tenía beneficios a largo plazo. Aunque otros son menos positivos con respecto a este tipo de automóviles.
Por ejemplo, el investigador de la Universidad de Lieja, Damien Ernst, dijo en 2019 que un vehículo eléctrico típico tendría que recorrer casi 700,000 km antes de emitir menos CO2 que un vehículo de gasolina comparable. Más tarde revisó sus cifras a la baja.
Ahora, estima que el punto de equilibrio podría estar entre 67,000 y 151,000 km. Ernst dijo a Reuters que no tenía previsto cambiar esas conclusiones. Aseguró que se basaban en un conjunto de datos y supuestos diferentes a los del modelo de Argonne.
También, otros grupos sostienen que los vehículos eléctricos no son necesariamente más limpios o ecológicos que los coches de combustible fósil. El Instituto Americano del Petróleo, que representa a más de 600 empresas de la industria petrolera, afirma que los diferentes tipos de vehículos producen emisiones de efecto invernadero similares.
Con información de Reuters.
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