Los números de Starlink impresionan, tiene 1,700 satélites en órbita y una inversión prevista de más de 8,000 millones de euros y capacidad para llegar a 11 países.
Starlink tiene un único objetivo: llegar por aire donde el cable de fibra óptica no puede hacerlo.
Pero Musk se ha topado con un enemigo discreto, numeroso, bien organizado y, sobre todo, inasequible al desaliento: las palomas.
Alan Woodward, experto en ciberseguridad de la Universidad de Surrey, en Inglaterra y uno de los clientes que está probando la beta de Starlink, alzo la voz de alarma en la BBC.
«La conexión ha ido más o menos bien, pero a veces la perdía por algunos segundos. Puede deberse a unas palomas que se han aficionado a posarse en la antena«, ha dicho.
Este profesor, que vive en una zona donde la conexión por fibra óptica es poco menos que un sueño, ha dicho a la BBC que su experiencia con la tecnología por ahora es en general positiva.
Esto no quiere decir que no haya estado exenta de problemas.
Más allá de estos pequeños cortes de conexión que podrían estar vinculados con aves, Starlink perdió la conexión la semana pasada durante una hora entera. Por ahora, la empresa no ha aclarado por qué.
Son inconvenientes que compensa su velocidad de conexión que ronda los 150-200 megabits por segundo (mbps) de descarga y los 10-20 mbps de subida.
Es más de lo que predijeron informes recientes recogidos por Business Insider que daban a estos aparatos una velocidad de descarga de unos 97,23 mbps.
Hubo alguna que otra caída de velocidad, pero nada que interrumpiera, por ejemplo, la conexión a la televisión. «Esto deja en evidencia cualquier otra cosa que pueda obtener aquí», ha dicho el experto.
En España, como dijo Business Insider, el precio de una beta es de 100 euros mensuales a los que hay que sumar unos 500 por el equipo y más de 60 por los gastos de envío.
La instalación corre a cargo del propio cliente, aunque Starlink, explicó Woodward, proporciona una aplicación que ayuda a elegir el mejor sitio para su antena.
«Esto me ahorró horas de trastear. Una vez conectada al router, hizo sus operaciones durante un minuto más o menos y luego tuve internet rápido», relata el experto.
Pero el tipo de servicio que experimentarán los usuarios a través de los satélites dependerá de muchos factores.
Uno de ellos, según los expertos, será el número de antenas cercanas. Por ahora, Starlink limita el número de usuarios por zona de cobertura.
El profesor Michael Fitch, de la Universidad de Surrey, explica a la BBC que no muchos usuarios pueden tener la máxima velocidad al mismo tiempo en una zona determinada.
«La tasa de bits media que experimentan los usuarios individuales se reducirá a medida que aumente el número de usuarios cercanos, ya que el sistema tiene una capacidad finita», ha contado Flitch.
Es precisamente por esto que Musk habla de poner en órbita en los próximos años más de 40,000 satélites que reciban y emitan la señal de internet de Starlink.
El año pasado, por estas mismas fechas, la Sociedad Americana de Astronomía (AAS, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado hablando del efecto de los satélites de Musk en sus investigaciones.
En él, los científicos se quejaban de que estos emiten unos destellos que, entre otras cosas, saturan la imagen e impiden analizar, por ejemplo, el impacto de cuerpos celestes contra la luna.
A ello cabe añadir, claro, las colisiones entre los propios aparatos de Musk.
«Ya estamos empezando a ver un gran número de cuasi accidentes en órbita que involucran a Starlink«, dice al respecto a la BBC el profesor Hugh Lewis, de la Universidad de Southampton,
Este advierte que detener las colisiones entre tantas constelaciones de satélites «puede ir pronto más allá de lo que los humanos o simples algoritmos pueden gestionar con seguridad».
El número de satélites que acaben orbitando la Tierra dependerá, explican los expertos, sobre todo de la demanda de sus servicios de banda ancha.
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