Para poder cumplir de una vez por todas alguno de tus propósitos de Año Nuevo para 2020 deberías echar un vistazo a los consejos que la ciencia, a través de diversos análisis, tiene para ti.
Son millones las personas que en cada recta final de año empuñan el bolígrafo sobre el papel para plasmar cuáles son sus propósitos para el Año Nuevo. Aunque estos objetivos pueden ser de lo más variopinto, existen varias variables que coinciden en muchos de los casos: aprender algo nuevo –como un idioma o un instrumento musical-, abandonar hábitos nocivos como el tabaco, adelgazar, dejar de comer carne, alimentarse mejor, ahorrar dinero, saldar deudas, impulsar un proyecto creativo como la escritura de una novela, viajar a lugares nuevos o empezar a hacer deporte, ya sea yoga, running, natación o fitness.
Una investigación científica revela que las personas renuncian a sus propósitos de año nuevo debido a la carencia de autocontrol, el exceso de estrés y las emociones negativas: mientras que el 79% solamente mantuvieron sus promesas durante una semana, únicamente el 19% llegó a los dos años. Entre las estrategias más efectivas para lograr los objetivos deseados destacaron el refuerzo positivo, la fuerza de voluntad y el control de los estímulos.
En 2012, otro estudio reveló que más de la mitad de la población estadounidense se planteó algún tipo de propósito de Año Nuevo, siendo las estadísticas muy parecidas en el resto del planeta. Los resultados no son nada halagüeños si tenemos en cuenta que un par de meses más tarde, un escaso 10% había conseguido sus planes.
Otra investigación realizada por la empresa de administración de tiempo FranklinCovey también apunta a que nuestros sueños de Año Nuevo no suelen sobrevivir mucho más allá de febrero. Tras encuestar a más de 15.000 clientes acerca de las resoluciones planteadas para poner en práctica a partir de enero se encontró con que la mayoría deseaban salir de las deudas y ahorrar más, perder peso y hacer ejercicio, así como organizarse mejor y pasar más tiempo con la familia.
Casi el 40 por ciento de los encuestados atribuyeron la ruptura de sus resoluciones a tener muchas otras cosas que hacer, mientras que el 33% afirmó que simplemente no están comprometidos con las resoluciones que establecieron. Pero los expertos afirman que el verdadero problema es que las personas formulan sus propósitos de forma incorrecta, reflejando un deseo general, en lugar de un objetivo específico.