La transformación energética es uno de los grandes retos para el futuro. Las economías del mañana ya se están cimentando con planes orientados a una generación eléctrica lo más verde posible.
Muestra de ello son los planes del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, o los fondos de la Unión Europea Next Generation, centrados en gran medida en este avance hacia la sostenibilidad.
Con un entorno que se dirige irremediablemente hacia una mayor responsabilidad con un enfoque ecológico, ha emergido el debate sobre la posibilidad de invertir en energías renovables. Especialmente, esperando conseguir rentabilidades estables en el largo plazo al calor de esta realidad transformadora.
Business Insider España contactó con varios expertos que explican por qué es atractivo invertir en energías renovables, cuáles son los catalizadores con los que cuenta el sector, cómo puede acceder un minorista a esta área para invertir y cuáles son los principales riesgos a tener en cuenta.
Para Andrea Barber, CEO de Rated Power, el sector de las renovables tiene un futuro muy prometedor. “Las políticas públicas de transición energética y descarbonización —junto con la iniciativa privada— sustentan el impulso de las renovables, especialmente en mercados como el de la Unión Europea”, apunta.
En este sentido, los fondos de la Unión Europea vienen a impulsar aquellas cuestiones estratégicas que, si bien son fundamentales para que la expansión de renovables tenga éxito, no son un negocio tan redondo.
La región se ha comprometido a su descarbonización en 2050. Como consecuencia directa se está produciendo un crecimiento exponencial en energía renovable, impulsado por un contexto en que la demanda y necesidad de nuevas alternativas tecnológicas no tendrá precedentes.
Según Nacho Bautista, cofundador y CEO de Fundeen, por poner un ejemplo en este campo, el hidrógeno verde está llamado a ocupar una posición determinante en el futuro, ya que es el combustible no contaminante idóneo para descarbonizar aquellos sectores donde la electrificación sea inviable, como la industria, la aviación o los vehículos de gran tonelaje.
“Sin embargo, esta tecnología no está tan desarrollada como la fotovoltaica o la eólica, por eso requiere fondos públicos para seguir evolucionando y, así, poder ser competitiva por sí misma el día de mañana”, asegura.
En esa misma línea podríamos hablar de la electrificación del parque de vehículos español, con la llegada del coche eléctrico, una transformación que solo llegará a buen puerto si generamos suficiente energía limpia y contamos con las infraestructuras de recarga necesarias.
“Así que los fondos Next Generation servirán para apuntalar este tipo de cuestiones estrategias que favorezcan la electrificación del país y aumenten la demanda de renovables”, resalta Bautista sobre la influencia de las medidas destinadas a aplicarse en la Unión Europea.
Por tanto, la rentabilidad del sector es una oportunidad para diversificar carteras de inversión. “España es un mercado de renovables puntero, con un gran recurso solar y eólico, en el que los niveles de rentabilidad son mayores para el inversionista en renovables que en otros países de Europa”, dice Barber.
En opinión de Rafael Ojeda, analista macro de Fortage Funds, cada vez se está demostrando que la inversión en energías renovables no tiene por qué menoscabar la rentabilidad que se obtiene.
“La gran discusión que ha habido años atrás era que muchas veces se pensaba que al apostar por este sector se perdía Alpha, pero ahora hay estudios que han demostrado que no es así, que se puede obtener un rendimiento incluso superior invirtiendo en temas medioambientales”, dice.
Las renovables ofrecen rentabilidades que, dependiendo de la fase del proyecto en la que se produzca la entrada de la inversión, pueden llegar a superar el doble dígito, tal y como afirma Bautista. “En nuestro caso, buscamos entrar en los proyectos en un estado de madurez alto, con un riesgo mucho más controlado, pero también con algo menos de rendimiento”, explica.
Esta capacidad de generar beneficio depende del tipo de activo. Por un lado, están los proyectos de energía verde físicos (una planta fotovoltaica o un parque eólico, por ejemplo). Por otro, inversiones financieras en empresas del sector —cotizadas o no—.
“Las primeras han tenido históricamente rentabilidades de doble dígito. En la actualidad, se sitúan en el entorno del 7% anual (…) A diferencia de las segundas, tienen flujos de caja estables y predecibles”, indica Barber.
De cara a largo plazo tiene más sentido esta inversión porque si bien es verdad que en el presente ya se puede obtener rentabilidad en energías renovables, sí queda claro que de aquí a 20 años la apuesta de activos alternativos que se centran en energías renovables puede generar más plusvalías, según Ojeda.
“Se están produciendo avances tecnológicos que invitan a pensar que de aquí a un futuro las energías verdes serán óptimas y ofrecerán mejores rendimientos”, agrega el experto de Fortage Funds.
Sea como sea, estos activos ofrecen un retorno muy llamativo comparado con la inversión en bolsa y con otro tipo de productos de inversión tradicionales, como los bonos del Estado.
“La cuestión de fondo es cómo puede participar un pequeño ahorrador, porque lo cierto es que este sector no siempre ha estado a su alcance”, matiza Bautista.
El enigma a resolver qué vías tiene un inversionista minorista para invertir en materia de energía renovable. Así, la realidad es que es difícil hablar de un método óptimo porque toda inversión implica riesgos, y las renovables no están exentas a ellos.
“Al final, el mejor método es siempre la prudencia y el análisis de las oportunidades que se te presenten, recurriendo siempre a la hoja de cálculo y poniendo a prueba los posibles escenarios futuros sin hacer trampas al solitario”, opina Bautista.
A partir de aquí, un minorista no tiene tantas opciones a su alcance para participar en el sector de las renovables.
Simplificando, el inversionista tiene algunas metodologías a su alcance. La primera, adquirir o construir una instalación de renovables por sí mismo, asumiendo la gestión del día a día de la planta y todas las eventualidades que se presenten, lo que ofrece libertad de decisión sobre el proyecto, pero requerirá ciertos conocimientos y una inversión inicial muy importante.
Barber concreta que también puede hacerse a través de fondos de inversión. “Por lo general, se diversifica el riesgo entre diferentes proyectos, pero el poder de decisión del inversionista minorista es muy bajo (…) Se requieren de tickets mínimos muy altos para invertir”, afirma.
Igualmente, se puede hacer apostando por empresas cotizadas del sector, que suelen ofrecer mayor liquidez con cantidades mínimas accesibles para los inversionistas minoritarios, pero con rentabilidades marcadas por los resultados de los mercados financieros.
“Por último, están las plataformas colaborativas como Fundeen, que permiten invertir en proyectos de renovables con un ticket mínimo mucho más accesible”, expone Bautista.
Como inversionista en renovables, ¿cuáles son los principales consejos? Los expertos en el sector dicen que, sobre todo, se necesita conocer el sector, sus riesgos y los aspectos financieros y tecnológicos de los proyectos.
“Si se invierte en proyectos en fase de desarrollo, se obtendrán mayores rentabilidades, aunque tendrán mayores riesgos; pero si se apuesta por proyectos más avanzados, listos para construir (los conocidos como “Ready to Build”), se elimina el riesgo del desarrollo, pero continúa el riesgo de construcción y operación”, desarrolla Barber.
Otro punto es que se ha de estudiar bien la estrategia de las compañías en las que se invierte. “Las mejores posicionadas para capitalizar el crecimiento renovable serán aquellas que presenten mayor diversificación geográfica (que permitan rebajar la exposición a subastas cada vez más competitivas para obtener potencia) y mayor integración tecnológica (eólica on y offshore, solar, etc.)”, analiza la CEO de Rated Power.
Desde el punto de vista de Bautista, el inversionista tiene que entender que este sector requiere mantener posiciones a largo plazo y que, en ese sentido, que haya un equipo serio y comprometido detrás de las oportunidades es importante.
“Por ejemplo, puedes escatimar a la hora de adquirir una serie de paneles solares y eso te permitirá ofrecer una mejor rentabilidad (…) Ahora bien, esos equipos tendrán que funcionar durante 30 años y, si dan problemas, puedes contar con que los costes de mantenimiento y los eventuales parones en la producción van a tener un impacto en esa rentabilidad”, afirma.
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