La pandemia de Covid-19 trajo un escenario aún más complejo para el campo mexicano. La falta de un programa especial para apoyar a este sector puede generar una baja en la producción. A ello, se suman las sequías, la paralización económica y la negativa a reestructuración de créditos, señala un estudio de la Cámara de Diputados.
“Esto se ha visto reflejado en la producción de alimentos en una disminución severa en la producción de frijol, maíz, soya, sorgo, y en otros cultivos, incluyendo frutas y hortalizas. Es decir, será una disminución muy drástica, severa e impactará en los costos de la canasta básica”, señaló el reporte Situación del Sector Agropecuario en México, de julio de 2020.
Por ello, es ahora cuando se debe fortalecer a esta actividad productiva. Una forma de aprovechar al máximo los recursos agrícolas es la inversión en tecnología que conjuga al riego y la fertilización. Por ejemplo, Yara ve a México con un potencial de desarrollo que lo lleve a una independencia alimentaria en los próximos años.
Esta empresa de fertilizantes recientemente reveló una inversión hasta por 15 millones de dólares (mdd) en una nueva planta de mezclado físico de fertilizantes en Altamira, Tamaulipas. Esto demuestra la confianza en México para la producción agrícola rentable y de calidad. Incluso, pese a la crisis que trajo la pandemia.
“México es un gran país agrícola, la posición de Yara en este mercado es de (…) alrededor de 15%. Queremos llevar al mercado mexicano la tecnología más avanzada y crecer rápidamente”, señaló en entrevista con Expertos en Línea, Gianni Canneti, director general de Yara México.
Además, Canneti observa varias ventajas en el campo mexicano que aún se pueden aprovechar más, por ejemplo:
El directivo destacó que México tiene una demanda interna muy fuerte. Por ello, su reto inmediato es garantizar la seguridad alimentaria local.
De hecho, el nivel de autosuficiencia alimentaria en México es de 59%. “Dependemos en un 41% de la producción de alimentos de otros países para satisfacer el consumo nacional”, según el reporte que elaboró el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSSA) de la cámara baja.
Para optimizar las zonas de cultivo y acercar más a México a la soberanía alimentaria, Canneti sugiere:
Por ejemplo, en el caso de los cultivos en los que México no es líder, como el café, el directivo ve la oportunidad de que las cosechas sean de excelencia pese a que el volumen no sea masivo.
Empresas como Bimbo, Nestlé, Pepsico y Heineken México trabajan con Yara para aprovechar sus soluciones de fertilización para sus producciones.
Incluso, con la cervecera Heineken —junto con John Deere y Syngenta— Yara participa en el Programa Innovación Cebada Sostenible (PICES). Con este proyecto, ponen a disposición de los agricultores mexicanos tecnología y capacitación para impulsar la productividad y rentabilidad de la cebada maltera en el país.
“El acervo de capital ecológico, demográfico y cercanía geográfica con uno de los principales mercados del mundo le permiten (a México) explotar las ventajas comparativas en la producción agroalimentaria”, de acuerdo con el CEDRSSSA.
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