Elizabeth Holmes fue condenada por múltiples cargos tras un juicio federal por fraude que duró meses.
Declararon a la fundadora de Theranos culpable de cuatro cargos de fraude electrónico y conspiración para cometer fraude electrónico el lunes.Por otro lado la declararon inocente de otros cuatro cargos; los jurados no llegaron a un veredicto unánime sobre los tres cargos restantes contra ella.
A Holmes se le acusó de nueve cargos de fraude electrónico y dos de conspiración para cometer dicho delito. El Departamento de Justicia alegó que Holmes y Ramesh «Sunny» Balwani, expresidente y director de operaciones de Theranos, tramaron un plan para defraudar a los inversionistas, médicos y pacientes mediante afirmaciones falsas sobre las capacidades tecnológicas y las finanzas de Theranos. Además ocultaron información sobre los problemas de las máquinas de análisis de sangre de la empresa. Cada cargo conlleva una condena máxima de 20 años de prisión, una multa de 250,000 dólares y la obligación de pagar una indemnización.
En las últimas semanas, inversionistas, pacientes, médicos y exempleados de Theranos se posicionaron en contra de la compañía.
Los fiscales del caso de Holmes llamaron a declarar a 29 testigos a lo largo de 11 semanas. Entre ellos se encontraban exempleados de Theranos que avisaron sobre los problemas de las pruebas en vano; exinversionistas y miembros del consejo de administración a los que engancharon mediante afirmaciones falsas; y pacientes de Theranos que relataron resultados inexactos de las pruebas.
La defensa llamó a pocos testigos, apoyándose en gran medida en el testimonio de la propia Holmes. Ella fue la última de tres testigos, para presentar su caso. Holmes desvió la culpa en su testimonio durante los siete días del juicio. Dijo que confiaba en Balwani, en el personal del laboratorio y en otros para obtener información sobre Theranos. Añadió que no tenía razones para dudar de ellos cuando generalmente informaban buenas noticias sobre la empresa.
Sin embargo, Holmes hizo varias admisiones clave. Reconoció que añadió los logotipos de Pfizer, GSK y Schering-Plough a los informes de la empresa sin autorización; se justificó con que las empresas farmacéuticas no se opusieron ni le dijeron que retirara los logotipos.
Además, admitió haber ocultado el uso por parte de Theranos de dispositivos modificados de terceros. Pero dijo que lo hizo porque consideraba que las modificaciones eran secretos comerciales y quería protegerlas.
Por otra parte, admitió que intentó frenar la publicación de un reportaje de The Wall Street Journal sobre la empresa, apoyándose de nuevo en su defensa del secreto comercial. Holmes también expresó su arrepentimiento por algunas acciones. Entre ellas la gestión hacia las reclamaciones de la denunciante Erika Cheung y su enfoque de un artículo de Fortune que ayudó a catapultar a Holmes a la fama; pero que contenía múltiples inexactitudes.
Holmes abandonó Stanford a los 19 años para crear Theranos. La empresa estuvo valorada en 9,000 millones de dólares en su momento álgido. Esto le valió a Holmes el reconocimiento como la mujer multimillonaria más joven del mundo en 2015. Sin embargo, la derribó una investigación del Wall Street Journal. En esta se descubrió que Theranos no podía realizar tantas pruebas como anunciaba y que dependía en gran medida de dispositivos de terceros.
La saga de Theranos sacó a la luz las repercusiones más extremas de la cultura de Silicon Valley de «fingir hasta conseguirlo»; también agujeros en el proceso tradicional de diligencia debida; y demostró ser una denuncia contra el feminismo de las jefas, del que Holmes era un ejemplo. El juicio de Holmes también puso de manifiesto el culto a la celebridad que rodea a los fundadores y directores ejecutivos de las empresas, que ayudó a la carismática Holmes a recaudar dinero para Theranos mientras revelaba muy poco sobre la empresa.
El juicio de Balwani comenzará en febrero.
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