Scott Galloway es el hombre que predijo que Amazon compraría Whole Foods. También fue escéptico sobre WeWork, el supuesto imperio inmobiliario que fracasó en su intento de salir a bolsa el año pasado.
En su nuevo libro «Post coronavirus: de una crisis a una oportunidad«, Galloway vuelve a sacar su bola de cristal de la economía. Esta vez, prevé la entrada de Amazon en el sector sanitario, en concreto, para distribuir pruebas de Covid-19 a domicilio.
Amazon ya se había asociado con JP Morgan y Berkshire Hathaway en la organización sanitaria sin ánimo de lucro Haven. También había adquirido la farmacia online PillPack y, una semana antes de la publicación del libro, anunció la creación de Amazon Pharmacy.
Parte de la inclinación de Galloway por el pronóstico se reduce a la confianza, pero su experiencia profesional también le permite hacer estos comentarios: es emprendedor y profesor de marketing en la Escuela de Negocios Stern, de la Universidad de Nueva York.
«Post Coronavirus» es una evaluación de las compañías y sectores que él cree que sobrevivirán a la recesión por la pandemia — y cuáles no. Galloway es optimista con Airbnb porque su modelo les permite aguantar los golpes, pero cree que compañías como BuzzFeed y HuffPost no lo aguantarán igual de bien. Justo antes de la publicación del libro, pero después de que se distribuyeran las primeras copias, el primero compró al segundo.
Galloway explica a los aspirantes a empresarios el «índice de disrupción», que puede ayudar a averiguar si vale la pena intentar entrar en un espacio. Los sectores que han subido los precios más rápido que la inflación sin un aumento correspondiente en la innovación son los principales objetivos para la disrupción, expone.
Business Insider habló con Galloway sobre sus análisis de Amazon, su evolución en la educación superior y de dónde saca las ideas.
Esa fue una predicción bastante sencilla. Las cuatro compañías (Apple, Google, Facebook y Amazon) se enfrentan al mismo problema: cómo hacer que sus principales líneas de negocio se mantengan entre 100,000 y 250,000 millones de dólares para aprovechar el momento en el que están sus acciones.
Si eres Amazon o Apple y tienes que sumar 60,000 millones de dólares en ingresos en los próximos cinco años —de lo contrario tus accionistas venderán tus acciones y comprarán otras, como las de Zoom o Netflix—, tienes que reducir el número de industrias en las que puedes entrar. Estas empresas se limitan a buscar grandes ganancias en nuevos negocios.
Si echas un vistazo al sector, también es el más susceptible de sufrir una disrupción. Representa un 17% de la economía de los Estados Unidos, es un negocio de casi 5 billones de dólares. La gente está increíblemente insatisfecha con él. Como industria, han subido los precios más rápido que la inflación durante 30 años.
Precios altos, satisfacción de los clientes decreciente y un agente de cambio, el Covid-19. El consumidor está dispuesto a cambiar más que nunca. Asimismo, también tienen activos de primera para la disrupción de la industria sanitaria, como el acceso a financiación barata, porque no van a caer fácilmente.
Amazon es, en realidad, la única compañía que tiene los activos suficientes para estar alerta. Tiene acceso directo con los consumidores mediante Alexa y Amazon Prime. Cientos de millones de personas tienen alguna clase de diálogo directo con la compañía, lo que les permite recopilar datos.
También tienen cámaras inteligentes, altavoces, así como una idea de tus hábitos de salud y nutricionales. Saben, a través de las cosas que compras, tu índice de grasa corporal, tu dieta, si tienes una relación monógama, tu edad, tu nivel de ingresos, tu código postal. Estas son algunas señales para construir una tabla actuarial increíblemente robusta en torno a lo saludable que eres.
Amazon será capaz de crear un avatar tridimensional de ti y, después, ayudarte de manera proactiva a cambiar tu dieta, tus entrenamientos, la comida que consumes, los medicamentos que tomas, lo rápido que los consigues y lo caro que es todo esto.
La mayor oportunidad en medicina son los ahorros. Pero no de dinero, sino de tiempo. La industria, debido a su concentración y poder, ha hecho más difícil conseguir rembolsos. Amazon lo facilitará.
De todas las compañías, es la mejor posicionada para meterse en el sector y yo creo que el crecimiento más rápido de este será con Amazon en los próximos 24 o 36 meses.
Lo estoy haciendo. Hace un año fundé Section 4 y, principalmente, es una escuela de negocios de élite al 10% de su precio. Enseño estrategia de marca en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York (NYU), a los alumnos que están en el segundo año de su máster.
Creemos que podemos enseñar la mayor parte de los conceptos en tres semanas. El formato es un sprint intenso. Hay mucho aprendizaje de memoria, que distribuimos en módulos de video. Intentamos crear un cierto nivel de comunidad con Slack. También ofrecemos 3 sesiones en vivo conmigo.
Estamos intentando dar a los alumnos un 50% o un 70% de lo que conseguirían por solo un 10% del precio. Cobramos entre 702 y 811 dólares y en cada clase tenemos unas 1,000 personas registradas. Si puedes hacerlo en 3 semanas, dar un curso a 1,000 alumnos por ese precio es un negocio con un alto margen de beneficios.
Ahora mismo, si eres una startup del sector de la educación, compites contra empresas enormes y arrogantes. Por eso es un gran negocio, porque los titulares son lentos. Tienen grandes marcas, pero se han sobrevalorado mucho más de lo razonable.
Tengo un grupo de personas entre los 22 y los 72 años a los que llamo cada día para debatir sobre temas que creo que tienen potencial.
Una gran fuente de información —me avergüenza un poco reconocerlo— es Twitter. Creo que hay muchos puntos de vista interesantes en esta red social, si cuidas tus seguidores. Cuatro de las cinco piezas con información inspiradora, en las que pensé «quiero profundizar aquí», son bien de ese grupo que me envía cosas por correo electrónico o algo en Twitter que la comunidad resalta.
He escrito muchísimo sobre educación superior. Hay un profesor en Georgia Tech, Ian Bogos, que escribió un artículo en The Atlantic y tuvo mucho éxito en redes sociales. Hablaba del poder de las universidades para poner un precio a los estudios en función de cómo de arraigada esté en la sociedad. Creo que es fantástico.
En Estados Unidos, solo 200 o 300 universidades no buscan alumnos en otros países, en las que solicitan una plaza más alumnos de los que son admitidos. Eso es verdad solo para 5% de ellas. El otro 95% tiene que salir a buscar consumidores. Creo que se va a organizar una tormenta.
Los estudiantes internacionales tienden a ser los que financian a esas universidades porque pagan todo. La educación a distancia reduciría mucho el valor de esa experiencia, que se ha vuelto muy cara. El Covid-19 es la primera piedra en el camino.
El MIT saldrá airoso de esta situación, UCLA también porque tienen el dinero para invertir en tecnología y en la marca. Pueden usar la primera si quieren aumentar el número de matriculados y llenarán esas plazas sin problemas, sin dejar atrás la calidad de los estudiantes.
Eso creará una presión enorme para las universidades de segundo nivel. Tendrán que profundizar en su lista de espera porque muchos de los alumnos que iban a ir a Loyola Marymount, por ejemplo, acabarán entrando en la UCLA. Pero la primera aún está bien porque todavía rechaza más estudiantes de los que acepta. Sobrevivirán si profundizan en la lista de espera.
Pero las instituciones de tercer nivel — con marcas débiles, cuyas experiencias no se consideren muy buenas, el aumento e el salario no muy fuerte — verán una increíble destrucción de la demanda. Intentarán profundizar en la lista de espera, pero no tienen ninguna.
Si echas un vistazo a sus modelos de negocio, tienen unos grandísimos costes fijos: salarios, mantenimiento de edificios, etc. Y encima, venden sus productos a más de 90 puntos de margen bruto. Es un negocio estupendo cuando está al alza, un cóctel mortal si la cosa va mal. Si una universidad pierde el 20% de los estudiantes que pagan, registra pérdidas inmediatamente.
Muchos de estos centros no tienen ningún colchón, por lo que podrían llegar a cerrar entre 500 y 1,000 universidades en los próximos 24 ó 36 meses.
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