El gigante tecnológico Google se ha asociado con 6 bancos para impulsar su proyecto de banca online con el fin de ofrecer cuentas digitales corrientes y de ahorro a los usuarios de Google Pay en Estados Unidos. De acuerdo con lo que reporta TechCrunch, el servicio estaría disponible en 2021.
Los socios de la firma americana son: BankMobile, BBVA USA, BMO Harris, Coastal Community Bank, First Independence Bank y SEFCU.
Estas entidades pasarán a formar parte del grupo de socios con los que ya contaba Google desde el 2019: Citigroup y al pequeño prestamista Stanford Federal Credit Union.
En el acuerdo se establecen las funciones de cada entidad. Google será la encargada de diseñar el front-end; es decir, de optimizar la experiencia de usuario de la banca digital. Por su parte, los socios bancarios que cuentan con el respaldo de la Corporación Federal de Seguros de Depósito (FDIC, por sus siglas en inglés) mantendrán las cuentas que hay detrás de esos servicios.
Este modelo colaborativo abre una nueva vía para la banca digital alejada del sistema de los neobancos, que apuestan por su propia marca y no cuentan con la banca tradicional. Si la banca digital de Google tiene éxito, todas las partes implicadas se verían beneficiadas.
Los bancos asociados se beneficiarán de una mayor visibilidad y de las enormes capacidades tecnológicas de Google. Esto se traduciría en la atracción de nuevos clientes y la apertura de nuevas cuentas para el banco.
Por el contrario, la interfaz con la que interactuaría el usuario estaría bajo el control de Google. Esto significa que la relación con el cliente sería menor. Aunque esta debilidad podría volverse una ventaja competitiva para aquellas entidades más pequeñas que sin el acuerdo no tendrían acceso a las capacidades de diseño UX/UI de la compañía de Sundar Pichae.
La otra parte interesada, Google, gana en confianza ante el usuario que no termina de fiarse de la banca digital y que al ver el apoyo de la tradicional se siente más seguro sabiendo que hay una estructura de estable y con años de trayectoria detrás.
En caso de que el proyecto tuviera éxito, los neobancos o bancos nativos digitales tendrían un duro competidor en el mercado que contaría con los enormes recursos de una de las compañías más grandes del planeta y con el respaldo de gran parte de la banca tradicional.
Las fintech como N26 o Revolut tienen la ventaja competitiva de que su conocimiento tecnológico es muy elevado y lo usan como reclamo para atraer nuevos clientes. Sin embargo, si Google entra en juego esa ventaja competitiva quedaría en entredicho y las perspectivas de futuro no serían nada halagüeñas.
Además, la mayoría de neobancos se encuentra inmerso en una fase temprana de su negocio, centrados en aumentar la cuota de mercado y alejados de la rentabilidad. Mientras que su futuro competidor obtiene grandes beneficios anuales.
Otra de las amenazas será que Google trabajará para crear funcionalidades de banca digital que los usuarios demanden. De manera que buscará inspiración en características populares que hayan desarrollado las fintech, y a medida que las incorporen la entidad que tenía esa ventaja competitiva la perderá.
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