Quizás haciendo scroll en Instagram hayas dado con Miquela, una de las famosas influencers virtuales, apasionada de la moda que ya cuenta con 2.6 millones de seguidores. Hoy es tan famosa que la revista Times la incluyó en la lista de las 25 personas más influyentes de Internet en 2018.
También es cantante, y sus singles en Spotify ya han alcanzado 882,000 oyentes mensuales, entre los que se encuentra un remix llamado ‘Sims’, que ya ha superado 45 millones de reproducciones.
Como cualquier influencer, tiene fotos con otras celebridades —como Rosalía—, ha trabajado para grandes marcas de ropa como Calvin Klein, ha participado en campañas como Black Lives Matter, e incluso ha asistido al festival más famoso del mundo: Coachella.
¿La única diferencia con el resto de creadoras de contenido? Miquela no existe en la realidad, es una influencer virtual.
Por muy sorprendente que te parezca, los influencers virtuales son cada vez más comunes en las redes sociales y, en especial, en Instagram, según la revista especializada Internet World Business.
Un nuevo mercado cada vez más lucrativo para los operadores, que ya están ingresando cantidades millonarias por ellos. De hecho, las plataformas Influencer Marketing Hub y OnBuy han hecho un cálculo de las ganancias de sus desarrolladores gracias a las publicaciones patrocinadas.
“Culturalmente no estamos ante algo que nos sea ajeno, siempre se ha hecho. Estamos en el terreno del entretenimiento y es como la magia, que te gusta, la consumes y lo que menos te importa es saber el truco que hay detrás», explica Franc Carreras, profesor asociado adjunto de Marketing digital de Esade. «Además para las marcas es ideal”.
Miquela factura nada más y nada menos que 7,211 euros (187,085 pesos) por cada publicación patrocinada, según las facturas de la Calculadora de Ganancias para Influencers de Instagram.
Esto trasladado en un período de un año supone unos ingresos de 10 millones de euros (260 millones de pesos) por ingresos publicitarios, 353 veces más que la media de trabajadores en Europa, según OnBuy.
Sin embargo, no es la única influencer robot hiperrealista de éxito de Instagram, sino que varias empresas se están lanzando al mundo de los likes, para generar dinero.
De los 20 robots hiperrealistas de la lista, 10 de ellos cobran más que un trabajador europeo medio.
“Son canales de comunicación que van a mantenerse porque son mucho más medibles por parte de las compañías”, comenta Gemma Vallet, directora del máster de Social Media Branding de La Salle-URL.
Crear un robot a gusto del desarrollador podría llegar a suponer una especie de liberación, pues no tendrían que lidiar con problemas y discusiones con celebridades o humanos y sus demandas.
Además, existen menos regulaciones en torno a estos, no pueden negarse a hacer algo, no sufren de cansancio, cuando tienen que grabar un anuncio no pueden equivocarse, por lo que el proceso siempre es mucho más rápido y sus creadores no tienen la obligación de revelar su identidad, dándoles una especie de libertad.
El objetivo final es atraer a jóvenes, estudiarlos, y crear así una especie de engagement con ellos, para que el robot consiga el mayor éxito posible.
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