La tecnología de realidad virtual (VR) ha mejorado tanto con el paso del tiempo que ahora encuentra nuevos usos que van más allá del entretenimiento.
La realidad virtual ahora se usa para cuestiones de negocio, en terapias para personas con autismo e incluso para promover la vacunación contra el Covid-19, por mencionar solo unos ejemplos. Sin embargo, un grupo de científicos descubrió un nuevo beneficio derivado del uso de esta tecnología: mejorar nuestra memoria.
Investigadores de la Universidad de California descubrieron que nuestros cerebros podrían reconfigurarse a través del uso de esta tecnología. Específicamente, a través de una de las cuatro ondas que producen nuestros cerebros: la theta; estas juegan un papel vital en la neuroplasticidad, el aprendizaje y la memoria.
Las ondas theta regulan la capacidad de las neuronas de nuestro hipocampo para fijar y recuperar información. A su vez, transportan mucha información a diferentes áreas del cerebro y están ligadas a nuestra creatividad, recuerdos y emociones.
Otro dato curioso es que el ritmo de las ondas theta se elevar cuando practicamos actividades relajantes como la meditación.
Técnicamente, el uso de la realidad virtual eleva estas ondas; sin embargo, los científicos descubrieron algo aún más interesante.
En su experimento, el equipo construyó una pequeña pista rodeada de pantallas para un grupo de ratas. A su vez, hicieron una versión real del set para comparar sus resultados en un ambiente virtual con el mundo real.
Al colocar a las ratas para correr en la pista de realidad virtual, observaron que la actividad de sus ondas theta se hizo significativamente más fuerte. Además, durante el experimento apareció un nuevo patrón, que los investigadores llamaron “ondas eta”. Estas iban incluso más lento que las theta.
Si bien el hecho de que la realidad virtual eleva las ondas theta es asombroso, el descubrimiento de las ondas eta podría cambiar lo que sabemos sobre las capacidades de aprendizaje del cerebro.
Las ondas eta, sugieren los autores, podrían analizar la actividad dentro del hipocampo en “flujos paralelos de procesamiento de información”. Debido a que estas ondas son más lentas que las ondas theta típicas relacionadas con el aprendizaje, podrían potencialmente dividir partes del aprendizaje, lo que nos permitiría aprender y memorizar mejor en un ambiente de realidad virtual una vez que se activan.
Todo esto indica que los científicos pueden manipular los ritmos del cerebro humano en realidad virtual, no solo para impulsar el aprendizaje, sino también para tratar trastornos relacionados con la memoria como el TDAH, autismo, Alzheimer, epilepsia y depresión.
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