Si has acudido a un salón de belleza, te han lavado el cabello en una silla reclinable y recibiste un masaje en el cuero cabelludo; seguro no sabías que estas atenciones al cliente son parte del Método Harper, un modelo de negocios de 500 franquicias que creó una red de empoderamiento para mujeres.
Martha Matilda Harper fue una de las mujeres más importantes del siglo XX, debido a sus grandes logros como emprendedora y por el apoyo que dio a las mujeres para iniciar su propio negocio con franquicias.
Harper nació en 1857 en Ontario, Canadá y a la corta edad de 7 años fue enviada a Rochester, Nueva York, donde fue trabajadora del hogar de sus tíos.
Cinco años más tarde, la adolescente trabajó en la casa de un doctor, donde aprendió las fórmulas que la llevarían a crear un imperio en el futuro.
Harper vio la oportunidad y aprendió todo acerca del cabello, donde la limpieza —una idea revolucionaria para la época— era esencial para mantener la salud del cuero cabelludo. Por lo que, Harper puso en práctica sus conocimientos con su propio cabello, que le llegaba casi hasta el suelo.
La joven de ahora 25 años, aún no contaba con los ahorros suficientes para abrir su propio negocio, pero el producto: un tónico con productos naturales estaba listo y sus primeras clientas fueron su empleadora y las amigas de la alta sociedad de su jefa.
Al poco tiempo el dinero ya estaba ahorrado y Harper decidió ir en busca de un local; sin embargo, uno de los obstáculos era que en 1800 el cabello no era algo que se debería lavar y mucho menos en público, por lo que Harper tenía que asegurar a su arrendatario que el lugar era para un nuevo negocio.
Mujeres de alta sociedad acudieron al lugar para obtener los beneficios del método Harper: masaje en el cuero cabelludo, lavado de cabello en una silla innovadora y, por supuesto, un tónico de belleza.
No solo el salón era un lugar para mujeres, también Harper empleó a mujeres que tuvieran una historia de vida parecida a la suya y con esto les daba talleres para que aprendieran y pudieran emprender su propio negocio.
Así fue como se creó una red de trabajo para mujeres con más de 500 franquicias, donde cada una era dueña de su propio negocio.
Las franquicias del método Harper estuvieron presentes en Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia. Todos los productos eran creados por ella y eran 100% naturales.
Harper compartió sus conocimientos en los cinco centros de entrenamiento que tenía para que las mujeres tuvieran el derecho de su marca.
Actrices, mandatarios, miembros de la realeza acudieron a un salón Harper.
A la edad de 78 años, Harper se retiró y el negocio lo dejó en manos de su esposo, 24 años menor que ella, «El capitán». De acuerdo con biografías de Harper, «El Capitán» transformó el método. Los productos naturales quedaron en el olvido y las mujeres dueñas de su propio negocio, también.
Martha Matilda Harper murió en 1950 y se convirtió en la primera mujer miembro de la Cámara de Comercio de Rochester.
Dos décadas después, su esposo vendió la empresa y con ella el legado de Harper.
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