La startup aeroespacial Boom Supersonic presentó recientemente su primer avión esta semana, el XB-1. El evento supuso un gran hito para la compañía, que pretende sacar al mercado en la próxima década un avión supersónico de pasajeros, capaz de viajar a una velocidad superior a la del sonido.
El XB-1 es un avión monoplaza de demostración, destinado a probar y demostrar la eficacia del diseño y la tecnología que Boom utilizará para su primer avión de pasajeros, el Overture.
Boom planea iniciar los vuelos de prueba con un prototipo del Overture en 2026, con la esperanza de que el avión obtenga la aprobación hacia 2029.
Se espera que Japan Airlines, que ha invertido 10 millones de dólares (mdd) en Boom, se convierta en el cliente de lanzamiento; y el Departamento de Defensa de Estados Unidos concedió a Boom un contrato para desarrollar una versión que podría servir como el futuro Air Force One.
Los viajes supersónicos (con fines no militares) existen desde 1976, cuando el famoso Concorde efectuó su primer vuelo de pasajeros. Ese avión podía volar entre Nueva York y Londres en tan sólo tres horas, pero estaba plagado de obstáculos de diseño, problemas de mantenimiento y costes operativos extremadamente altos. Fue retirado en 2003.
Aunque varios accidentes importantes terminaron por condenar al avión, su verdadero problema fue una economía inviable, dijo el fundador y CEO de Boom Supersonic, Blake Scholl.
“La principal limitación del Concorde fue económica. Debido a la ineficiencia del combustible del avión, los boletos costaban 20,000 dólares cada uno”, explicó Scholl.
“Y no se pueden llenar 100 asientos a 20,000 dólares. El avión hizo algo de dinero de aquí a Londres, pero no se puede crear un negocio alrededor de eso”, añadió.
Scholl tiene la intención de vender viajes a precios comparables a lo que pagan hoy en día los viajeros de clase business (entre cuatro y cinco veces lo que cuesta un asiento en clase turista).
Boom se apoyará en las décadas de avances tecnológicos que separan el diseño del Concorde del de Overture, que ha dado lugar a herramientas como materiales compuestos para el fuselaje y nuevos y eficientes motores turbofán.
Además, Boom tiene la ventaja de trabajar con modernas herramientas de diseño, como avanzados programas de diseño por ordenador, en lugar del “lápiz y papel” del que disponían los desarrolladores del Concorde, afirmó Greg Krauland, ingeniero jefe del proyecto XB-1, en el evento de presentación.
La startup también espera resolver algunos de los retos operativos del Concorde. Por ejemplo, el Overture utilizará cámaras para permitir a los pilotos poder ver alrededor del inusual y alargado avión supersónico, en lugar del mecanismo que se utilizó en el Concorde.
“El Concorde tenía en su día turborreactores de postcombustión que eran la tecnología de vanguardia de la época”, explicó Scholl. “Pero hoy tenemos turbofáns que además van a poder cumplir la normativa de ruido”, esquivando otro problema que persiguió durante años al Concorde.
Al igual que el Concorde, el Overture no podrá viajar por encima de Mach 1 —la velocidad del sonido— sin generar una explosión acústica.
Las regulaciones le impedirán la posibilidad de volar a velocidades supersónicas por encima de muchos países, incluyendo Estados Unidos. Así que habrá que esperar para poder volar de Nueva York a Los Ángeles en solo dos horas.
Sin embargo, se antoja un asunto insignificante: Boom identificó 500 rutas diferentes en las que es viable el vuelo supersónico, según Scholl, y aunque los precios de los boletos de clase business de hoy son inasequibles para la mayoría de la gente, dijo que espera que esos precios, y el coste operativo por asiento de los vuelos supersónicos bajen.
“El XB-1 es como nuestro Tesla Roadster, y el Overture es nuestro Model S, para mucha gente pero no para todo el mundo de momento. En la próxima generación, seremos un poco más baratos”, dijo Scholl.
“Estamos en el ámbito financiero de un 30% de mejora de la eficiencia en comparación con el Concorde. Encontraremos otro 30% de mejora (en la próxima generación) y podremos ajustar las cuentas”, añadió.
El simple diseño de una versión más grande del Overture, una vez que el avión tenga éxito, podría ser suficiente para reducir el coste operativo por asiento, anticipó Scholl.
“Hay muchos beneficios que se consiguen sólo con la expansión a un avión más grande”, señaló. “Nuestra visión para Boom es ser la compañía que construya un avión supersónico en el que todos puedan volar”.
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