Las personas con discapacidad encuentran varias puertas cerradas cuando se trata de buscar trabajo. En todo el mundo, más de 1,000 millones de personas viven con alguna discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud. Esto significa una de cada siete personas del planeta.
Mientras, en México 20.8 millones de personas tienen algún tipo de discapacidad, de acuerdo con cifras del Inegi a 2018. Pero solo dos millones están registrados como derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Aunque la mayoría de las personas con discapacidad en México y el mundo están en edad laboral, pero no tienen oportunidades laborales. “Su derecho a un trabajo decente es con frecuencia denegado. Las personas con discapacidad —en particular las mujeres con discapacidad— se enfrentan a enormes barreras actitudinales, físicas y de la información que dificultan el disfrute a la igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo”, lamenta la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pero cada vez las empresas se esfuerzan por ser más incluyentes en la captación de talento. Algunas, como AT&T o Frody, buscan captar talento diverso para desarrollar sus equipos de trabajo.
Por ejemplo, la empresa de helados Frody abrió vacantes en sus 50 plazas de trabajo solo para personas con síndrome de Down. Próximamente, la cadena de neverías tiene planes para abrir tres nuevas sucursales en la Ciudad de México que también tendrán disponibilidad para una persona con discapacidad por unidad.
Incluso en medio de la pandemia, esta nevería mexicana se propuso continuar con su comunicación y hasta planes de crecimiento.
“Tuvimos un crecimiento en ventas de 28% el año pasado y este año tenemos el propósito de abrir 10 sucursales. Así lo queremos hacer cada año, ahorita se van a abrir tres sucursales: en Cuajimalpa, Lomas Estrella y la colonia San Rafael. También en ellas aplica la convocatoria para personas con síndrome de Down”, dijo Beatriz Rodríguez, directora de general de Frody en entrevista con Expertos en Línea.
Su fórmula para seguir creciendo fue estar en contacto con su público a través de sus personajes de identidad corporativa. Uno de ellos es un niño en silla de ruedas.
“Creemos que si la gente que va un Frody y los atiende una persona con síndrome de Down es un ejemplo para tus hijos, para tu familia. No tienen porqué excluirlos de la sociedad sino todo lo contrario. No solamente queremos vender helados, queremos ser un referente de buenas prácticas en términos de comunicación de valores”, agregó Rodríguez.
La convocatoria para personas con síndrome de Down es la primera parte del plan de Frody para integrar a personas con otras discapacidades a su plantilla laboral. El sueldo, de 6,000 pesos más prestaciones de ley, es el mismo que perciben otros empleados de la nevería.
Sin embargo, para las personas con discapacidad, conseguir un empleo en México es algo muy difícil. Según cifras del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) solo una de cada 10 personas con discapacidad cognitiva o mental tienen discapacidad en México.
Este es el caso de Tania Espinosa, quien a los 35 años tuvo un paro respiratorio y murió durante cuatro minutos. Desde entonces —octubre de 2011— su vida cambió por completo. Cuando logró salir de terapia intensiva, los médicos no esperaban que fuera a vivir.
“Estuve en terapia intensiva un mes y desde ahí anduve de hospital en hospital porque no me atendían. Me dieron de alta con cuidados paliativos porque nadie creía que yo iba a vivir. El diagnóstico arrojaba muerte cerebral (…) mi cuerpo se contracturó, tuve mucho daño físico”, recuerda Espinosa.
Aunque su cuerpo ya no le responde, su mente está intacta. Recuerda cada momento que ha pasado en los servicios de salud, públicos y privados, en los que no ha recibido la mejor atención. Espinosa ha recurrido a las terapias físicas de instituciones como la Universidad del Valle de México, el IMSS y el Centro Médico ABC, como contó a Expertos en Línea.
Pese a que su cuerpo le impide labores físicas, Tania Espinosa encontró a Clubhouse como un medio para compartir su experiencia. Ahí, trata de hacer conciencia en el personal de salud para tener más cuidado con las personas que tienen alguna discapacidad.
“Tanto a los hospitales públicos y privados les hace falta más sensibilidad y empatía con la gente. Son muy fríos, entiendo que a lo mejor no soy el único caso, que atienden que atienden miles de casos y la sangre se les va haciendo cada vez más fría. Pero al final de cuentas es un trabajo y es una vocación”, dijo.
Espinosa contó a Expertos en Línea que durante las sesiones de terapia física, los encargados de realizar sus ejercicios se burlaban de ella. Incluso la llegaron a lastimar y la maltrataban por quejarse.
A través de Clubhouse, Espinosa comparte su experiencia para ayudar a otras personas en una situación similar a la suya. A una década del incidente que la llevó a su actual condición, la tecnología la ayuda a continuar con sus intereses espirituales y a crear conciencia acerca de la importancia de seguir recibiendo terapias físicas.
“No he buscado un trabajo formal porque, por ejemplo, mi hijo acaba de terminar su carrera y no puedo encontrar trabajo. Es un chavo de 24 años que está entero. Si a él no le dan la oportunidad, que tiene la vida por delante, ¿me la van a dar a mí? Pues claro que no”, lamenta.
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