El hecho de apostar por las nuevas tecnologías no tiene por qué convertirte en un defensor a ultranza de todo lo que estas representan. Se puede demostrar un cierto grado de desconfianza.
Ese es el caso del fundador de Tesla y de Space X, Elon Musk.
Musk incidió en los peligros que puede entrañar la disrupción tecnológica, en una entrevista con Mathias Döfner, CEO de Axel Springer, editora de Business Insider: “Debemos tener cuidado con la llegada de la inteligencia artificial”.
Pero no solo eso, sino que detalló su opinión frente a la dependencia que se está generando con la tecnología. “A veces, cuando veo a todos con sus dispositivos móviles todo el tiempo, me pregunto, ¿quién es el dueño de quién?”, afirmó.
“La gente responde constantemente con sus teléfonos… Sienten que el dispositivo les pertenece, pero tal vez deberían preguntarse si no es su terminal quién los posee”, indicó el CEO de Tesla.
Acto seguido Musk explicó que, entre todos sus proyectos, la inteligencia artificial era su prioridad, pero que era importante regularla.
De hecho, cuando fue cuestionado si está al servicio de los humanos, o si los humanos están al servicio de las máquinas, respondió: «Creo que la pregunta puede ser menor si la IA es útil para la humanidad o viceversa (…) Es más una simbiosis».
En este sentido, Musk dijo que espera que esa simbiosis sea beneficiosa de manera bilateral para la inteligencia digital y biológica.
Además de Tesla y Space X, Elon Musk también es el director de la startup Neuralink, que fabrica chips cerebrales desarrollados con inteligencia artificial. Durante una demostración en agosto de 2020, argumentó que el chip fabricado por la compañía podría crear una «simbiosis» entre la mente humana y las computadoras.
Algunos grandes emprendedores de Silicon Valley ya han demostrado en el pasado su escepticismo con respecto a la tecnología. Los antiguos empleados de las principales empresas tecnológicas –algunos de ellos altos ejecutivos–, por ejemplo, hicieron públicas sus condenas a la obsesión de las empresas en la creación de productos adictivos.
«Las compañías de tecnología son conscientes de que cuanto antes se acostumbra a los niños, adolescentes o adolescentes a su plataforma, más fácil es convertirlo en un hábito de por vida», comentó Koduri a Business Insider. De ahí a que no sea coincidencia que Google haya irrumpido en las escuelas a través de herramientas con Google Docs, Google Sheets y la suite de gestión del aprendizaje Google Classroom.
Eso ha llevado a que muchos padres del sector tecnológico hayan decidido criar a sus hijos con limitaciones en cuanto a la utilización de la tecnología. Esto se debe a que los padres ven de primera mano las dependencias y persuasión que se generan.
Un sondeo realizado por la Silicon Valley Community Foundation en 2017 a 907 padres en el área de la Bahía de San Francisco, pese a la alta confianza en los beneficios de la tecnología, muchos padres están verdaderamente preocupados acerca del impacto de la tecnología en el desarrollo psicológico y social de sus hijos.
De hecho, esa práctica de limitar el uso tecnológico a los niños la han llevado a cabo nombres tan importantes del sector como Bill Gates, que prohibió a sus hijos tener móvil hasta los 14 años; Steve Jobs, que restringió la tecnología de Apple en su casa; o Tim Cook, que no quiere que su sobrino utilice redes sociales.
Parece que los que saben cómo funciona la industria por dentro son conocedores de las virtudes y peligros que entraña el uso de las tecnologías. El tiempo les dará o no la razón.
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