Jerron St. Armand estaba durmiendo en su casa en New Hampshire cuando Elon Musk tuiteó por primera vez sobre Etsy.
«Me encanta Etsy», escribió a las 6:25 a.m. el 26 de enero. «He comprado un yelmo de lana tejido a mano de Marvin el marciano [el personaje de dibujos animados] para mi perro», añadió siete minutos después.
St. Armand, que trabaja a tiempo completo como ingeniero, abrió su propia tienda Etsy en 2020 como pasatiempo durante la cuarentena. Ahí, vende juguetes y accesorios que importa de China, ninguno de los cuales está relacionado específicamente con el personaje de los Looney Tunes.
Pero mientras observaba cómo el precio de las acciones de Etsy se disparaba casi 10% antes de que se abrieran los mercados, decidió probar suerte en la economía de Elon.
«Yo estaba como, ‘¡Oye, vendo sombreros para perros!’», explicó St. Armand, que añadió el tuit de Musk a un pasamontañas de algodón tejido para perros.
Las visitas a su tienda aumentaron cuando los curiosos seguidores de Musk empezaron a buscar el sombrero. Sus visitas diarias a finales de enero aumentaron alrededor de 400%, de 60 a más de 300. En lo que va del año, ha vendido 19 gorros tejidos para perros, unas ventas comparables a lo que consiguió durante la temporada de ventas navideña.
Pero las ventas de ropa para perros son solo una muestra del fenómeno empresarial más amplio que se desarrolla junto al éxito de Musk. Una multitud leal de fans del famoso CEO —muchos de los cuales nunca comprarán nada producido o vendido por alguna de sus empresas— tratan sus tuits como llamadas a la acción inspiradoras; luego envían ondas de demanda en la dirección de lo que Musk menciona.
Solo este año, los tuits de Musk dispararon el precio de la criptomoneda Dogecoin y contribuyeron al aumento masivo en las descargas de la aplicación de mensajería encriptada Signal. Impulsa una carrera armamentística mundial para desarrollar tecnologías de captura de carbono.
También, hace que sus fans se esfuercen por descifrar juegos de palabras absurdos en busca de consejos financieros ocultos. Incluso los creadores de Evil Corp —un juego de mesa creado como protesta contra los poderosos multimillonarios de la tecnología— promocionaron el juego usando un tuit del CEO de Tesla; este respalda el nombre del juego.
A diferencia de otras celebridades o los expertos en un campo cuyos movimientos son ampliamente emulados (como los inversionistas que se aprovechan de las operaciones de Warren Buffett); Musk ejerce su influencia sin un motivo o patrón claro. El empresario de 49 años puede tanto taponar una acción o un producto como hacer una broma pueril.
El resultado es un mercado espontáneo e impredecible; este fluye de acuerdo con las reflexiones de Musk, a menudo con resultados dramáticos. Incluso, el fenómeno ha fortalecido a sus seguidores: incentiva a los oportunistas y exaspera a quienes ven una especulación imprudente en el mercado impulsado por la personalidad.
«No parece entender o no le importa que tuitear pueda tener un impacto en el inversionista común», reflexiona Stephen Diamond, profesor de derecho en la Universidad de Santa Clara. Él asesoró a los fondos de pensiones que invirtieron en Tesla durante una disputa sobre los tuits de Musk en 2018.
A pesar de todos sus tuits, Musk es un hombre ocupado. Es el CEO del fabricante de automóviles eléctricos Tesla y de SpaceX, una empresa de exploración espacial. También, supervisa The Boring Company, que construye túneles subterráneos; y Neuralink, una startup centrada en la construcción de una interfaz cerebro-ordenador.
De hecho, las noticias y actualizaciones sobre las diversas empresas de Musk son temas frecuentes de su perfil de Twitter. No obstante, sus pasiones y fantasías también tienen presencia. Cuando aconsejó a sus seguidores utilizar Signal en un tuit de enero produjo una cadena de eventos. La aplicación Signal se descargó en Estados Unidos 2.9 millones de veces ese mes. Es fue 10 veces la cantidad de descargas del mes anterior, según App Annie.
Mientras, las acciones de Signal Advance —un pequeño fabricante de componentes con acciones en los mercados extrabursátiles— subieron 11.7%; ya que algunos inversionistas asumieron que Musk estaba tapando las acciones no relacionadas. La compañía, que tiene un único empleado y nunca había reportado ingresos, de repente tuvo una capitalización de mercado de 300 millones de dólares (6,181 millones de pesos).
La última obsesión del magnate es una criptomoneda inspirada en un meme popular de un perro Shiba Inu, que comenzó como una broma hace 8 años.
Desde principios de febrero, Musk tuitea constantemente memes sobre Dogecoin a sus millones de seguidores. También, propone ideas para mejorar la moneda y se atribuye el mérito de la subida masiva de su precio.
«Bienvenido», escribió Musk el 4 de febrero, junto con una imagen editada en la que él aparecía como Rafiki de El Rey León y el Shiba Inu como el bebé Simba. En ese momento, Dogecoin se acercaba a un valor de 0.04 dólares, un aumento del 395% con respecto a la semana anterior.
Para el 7 de febrero, Dogecoin cotizaba alrededor de 0.09 dólares por moneda; con una capitalización de mercado de unos 9,820 millones de dólares (206,626 mdp).
Luego, ese aumento lo celebraron los devotos de Musk, que publican un flujo constante de tuits animando cada hito de la criptomoneda. Pero el aumento también provocó la condena de los entusiastas de la criptografía; estos advierten sobre una burbuja especulativa que terminará mal.
«Es triste cuánto dinero va a perder la gente en dogecoin, cuando hay tanto valor real e inversiones inteligentes a largo plazo que podrían estar haciendo en el ecosistema criptográfico», tuiteó Ari Paul, fundador del fondo de cobertura de criptomonedas BlockTower Capital.
Nadie se ha sorprendido más por el crecimiento descontrolado de Dogecoin impulsado por Musk que Billy Markus, ingeniero del Área de la Bahía de San Francisco y cocreador de Dogecoin.
Markus creó la criptomoneda en 2013 como una parodia de la incipiente locura de las criptomonedas. Le dedicó un total de tres horas al proyecto; tiempo mayormente dedicado a incorporar la fuente Comic Sans.
«Simplemente decidimos lanzarlo sin pensarlo mucho», dijo Markus. Se suponía que no iba a ser una forma de ganar dinero.
Si bien Dogecoin ganó valor entre la comunidad criptográfica, Markus siguió adelante después de unos años. Luego, vendió sus criptomonedas en 2015 para pagar sus facturas después de perder su trabajo.
«Entonces, Elon Musk comenzó a tuitear«, dijo Markus. De repente, Markus se enfrentó a una avalancha de atención negativa en las redes sociales. Ocasionalmente eran nuevos inversionistas que exigían que Markus los ayudara a ponerse en contacto con el ejecutivo de Tesla.
«Al principio solo entré en Twitter para decir, ‘Chicos, silencio… ya no tengo nada de la moneda. Por favor, no me envíen spam con demandas amenazantes y ridículas’», contó Markus.
A finales de febrero se difundió el rumor de que la SEC estaba investigando a Musk por su promoción de la moneda. Para entonces, había perdido la mitad de su valor desde el máximo histórico. «¡Espero que lo hagan! Sería maravilloso» tuiteó el 25 de febrero.
Los representantes de Musk no respondieron las solicitudes de comentarios. La SEC se negó a comentar sobre la supuesta investigación.
En 2018, llegó a un acuerdo con la SEC por cargos de fraude de valores derivados de un tuit improvisado. En él habló sobre la posibilidad de sacar a Tesla de la bolsa y pagar 420 dólares por acción. El tuit hizo que las acciones de Tesla se dispararan, aunque no había pruebas de que Tesla dejara de ser una compañía cotizada.
Por ello, Musk y Tesla pagaron un total de 40 mdd (823.5 mdp) a la SEC en el acuerdo. Aunque siguió siendo el CEO de Tesla, perdió el cargo de presidente. También se le prohibió tuitear información sobre los movimientos del mercado de la empresa sin la aprobación de su abogado.
Casi tres años después, Musk sigue siendo tan prolífico en Twitter como siempre. Pero Thomas Gorman, socio de Dorsey and Whitney y abogado especializado en corporaciones, explica que Musk está probablemente en terreno seguro al tuitear sobre criptomonedas como Bitcoin.
«Su problema es que estaba hablando de Tesla. Es una empresa pública», recuerda Gorman sobre el enfrentamiento de Musk en 2018 con la SEC.
Si Musk se encuentra con algún nuevo problema legal por sus tuits sobre criptomonedas, según los expertos, sería por la vinculación con Tesla, que posee unos 1,485 mdd (30,556 mdp) en Bitcoin en su balance.
Aún así, Gorman explica que sería difícil argumentar que los tuits relacionados con Bitcoin de Musk benefician indebidamente a la compañía automotriz.
«Si él fue el primero en publicar esto, y tuvo algún impacto material en las acciones [de Tesla], entonces podría tener algún tipo de dificultades con eso; dependiendo de lo que diga», reconoce Gorman. Pero dado que los activos de Bitcoin de Tesla ya se conocen públicamente, Musk tiene más libertad de acción.
Debido a que Bitcoin y la mayoría de las otras criptomonedas se consideran productos básicos, no valores, están regulados por la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC) en lugar de por la SEC.
Cuando la CFTC lleva a cabo acciones judiciales, suele ser por casos de fraude o manipulación. Por ejemplo, John McAfee fue acusado de fraude a principios de este mes por impulsar o hacer caer criptomonedas, Dogecoin entre ellas. (McAfee también enfrenta cargos civiles relacionados con la SEC y cargos criminales del Departamento de Justicia).
No hay indicios de que Musk se haya beneficiado económicamente al hablar de Dogecoin. E incluso si ganó dinero, no hay nada ilegal en que sea optimista con su propia cartera, en opinión de los expertos.
Los promotores de alto perfil como Musk están ampliamente protegidos; a menos que intenten explícitamente hacer que otras personas pierdan dinero para su beneficio personal.
En los últimos meses, Musk ha utilizado repetidamente su cuenta de Twitter para minimizar el riesgo del coronavirus, incluso en un tuit del 12 de marzo que arroja dudas sobre la seguridad de una segunda dosis de la vacuna.
(Ese tuit llegó unas horas antes de que The Washington Post informara que alrededor de 450 de los aproximadamente 10,000 trabajadores en la fábrica de Tesla en Fremont, California, dieron positivo por Covid-19 entre mayo y diciembre).
Estos tuits son una prueba más para los críticos que dicen que los comentarios libres y contrarios del CEO tienen consecuencias en el mundo real.
«¡Gamestonk!». Con este tuit de una única palabra, echó gasolina al fuego del frenesí de compras inspirado en Reddit de las acciones de la compañía de tiendas de videojuegos. Posteriormente, la acción se desplomó 87% desde su máximo histórico; aunque desde entonces recuperó algo de terreno.
No obstante, la economía de atención construida alrededor de cada meditación aleatoria del excéntrico multimillonario no muestra signos de enfriarse. El 1 de marzo, Musk publicó otro tuit particularmente críptico que dejó tanto a los fans como a los periodistas totalmente descolocados
«Green eggs y SPAC». Muchos admitieron la derrota. Al respecto, algunos analistas dijeron:
«Siempre que dice algo, informamos e intentamos averiguar qué está diciendo. En este caso el mensaje es tan vago que no sé qué quiere decir», explicó Stuart Varney, presentador de Fox Business, en un segmento del tuit.
Incluso mientras los expertos luchaban por encontrarle sentido al curioso comentario de Musk, otras ruedas de la economía de Elon se pusieron en marcha. Una hora después del tuit, apareció en internet una camiseta de algodón con las palabras Green Eggs & SPAC escritas en una fuente inspirada en Dr. Seuss. Su precio: 20.63 dólares (434 pesos).
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