En los últimos años hemos escuchado del robo de diseños a comunidades indígenas que aparecen después en marcas de gran prestigio como Mango, Zara o incluso en tazas de Nestlé.
Por ejemplo, la diseñadora francesa Isabel Marant ha sido acusada dos veces por el robo de diseños a comunidades indígenas. La más reciente en octubre de 2020 a la cultura mixe, de Charapan, Michoacán.
La diseñadora vendía las prendas a 13,200 pesos (con el tipo de cambio de esas fechas) y se adjudicaba los diseños, sin hacer mención o darle retribución económica a los verdaderos creadores.
Así de fácil pueden robar la propiedad intelectual o industrial de una marca, si es que esta no se encuentra registrada o protegida ante el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual (IMPI).
Según cifras del IMPI, desde 2015 los registros entregados de patentes, diseño industrial y modelos de utilidad fueron a la baja en el país. En ese año se entregaron 14,2932; en 2016: 11,422; 2017: 11, 265; 2018: 10,100 y 2019: 12,076.
Además, en el último año, debido a la pandemia, las cifras fueron bajar ya que por 4 meses no hubo actividad por respeto a las medidas de confinamiento que tomó el gobierno.
La directora de la empresa de propiedad intelectual e industrial, Clarke Modet México, Lorena Rodríguez, asegura que en el país no se le toma mucha importancia a la protección intelectual e industrial, mismo que puede resultar en altísimos costos para una empresa.
«En nuestro país la cultura de protección es muy baja, si tu vas a empresas medianas el proteger sus activos intangibles que son sus patentes, sus marcas, sus diseños, sus ideas, sus proyectos, no lo tienen dentro del radar. No lo consideran si quiera en el presupuesto porque parece que es un gasto», dijo la directora.
Rodríguez también menciona que dentro del sector de protección, México es un «campo verde», debido a las grandes ideas que se tienen y que no se encuentran protegidas.
La ejecutiva explicó a Expertos en Línea que al no proteger estos activos intangibles se corre el riesgo de tener fugas de ideas, situación que pasa generalmente con el país.
Sin embargo, otro de los problemas por el cual muchas personas no protegen sus ideas es debido al acceso de recursos. «Al no tener recursos y no entender todo el tema de protección, también es un riesgo», aseguró.
En esta idea de los recursos, el sector de protección intelectual e industrial también mide las ventajas y los riesgos de realizar este registro, y si existe un mercado para la patente. «Esto es invertir de forma inteligente».
Además se debe conocer las opciones que hay y en dónde se quiere tener la protección del activo intangible, ya sea solo en México o a nivel mundial.
«Nos hemos encontrado varias empresas donde invirtieron dinero, esfuerzo, años para lograr una patente y una vez que se logra, no saben qué hacer con ella. No hay mercado para ello y hay listas de 50 a 60 patentes que no saben qué hacer», contó.
Y es que en el sector, se debe tener una asesoría para saber «si hay 20 patentes iguales, si se niega la patente o si habrá problemas legales». Teniendo esto las empresas pueden arrancar de manera inteligente.
Con esto, después está la monetización, donde se tiene que hacer un proceso para conocer el valor del activo intangible que se registra.
«Esto es un valor que va a los estados financieros y a la empresa», advirtió.
«Si ves el 80% de las empresas que están en Bolsa el 80% de su valor está relacionado con sus activos intangibles. Son el nombre de sus marcas y patentes. Y cuando entiendes esto, sabes que no es un gasto y es parte de la empresa», aclaró.
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