Laura Tabares, directora de Intuic: la visibilización rompe techos de cristal

  • Para Laura Tabares, directora ejecutiva de Intuic, la visibilización de mujeres en puestos directivos es la clave para empezar a romper los techos de cristal.
  • Además, la ejecutiva asegura que también se debe luchar contra las propias voces que a veces detienen a las mujeres.
  • Y empezar por tener una corresponsablidad en las tareas del hogar para poder hablar de equidad.

De acuerdo con el estudio de Mujeres Ejecutivas 2020 de Deloitte, solo 10% de 96 empresas nacionales y multinacionales, que participaron en la cuesta, tienen mujeres en puesto de presidencia.

La cifra representa un aumento de un punto porcentual frente al año anterior, donde solo 9% de las empresas tenían una CEO.

Aunque se tuvo un paso más, para Laura Tabares, directora ejecutiva de Intuic, aún falta por hacer y eso se refleja en los techos de cristales que todavía se deben romper.

“Con los años van pasando más mujeres en puestos de liderazgo y se han dado cuenta que las empresas que contratan mujeres y tienen mujeres en sus puestos de liderazgo o mesas directivas generan un 50% más de ganancias”, dijo Laura.

Para Tabares, el liderazgo de una mujer tiene mayores habilidades en cuestión de comunicación: “no quiero decir que los hombres no lo tengan o no lo puedan desarrollar; sin embargo las mujeres tenemos más desarrolladas estás habilidades”.

Además la directora aseguró que estas pueden dar balance en un puesto de dirección, debido a que no se pierde de vista a la comunidad. Y este plus de las mujeres ayuda a cerrar cada vez más la brecha de género.

Una lucha por romper los techos de cristal impuestos y propios

Sin embargo, aunque se incrementó el porcentaje de mujeres en la toma de decisiones, en la posición de gerencia se tuvo una disminución de 2%.

Y es que los techos de cristal continúan existiendo, debido a la falta de visibilización de mujeres frente a empresas, como lo ve Laura Tabares.

“Tú no puedes ser lo que no puedes ver, eso es muy importante. El poder tener ejemplos a seguir, el poder decir: ‘yo quiero ser cómo ella’, las niñas que van creciendo o las generaciones de relevo es importante que escuchen este discurso, que escuchan que las mujeres han roto sus propios techos de cristal”, dijo la directora.

Para Tabares no solo la sociedad coloca techos de cristal sobre las mujeres, también “tenemos que sobreponernos nosotras mismas, a nuestros propios techos de cristal como ‘el no me van a dar el trabajo’, ‘el no soy tan buena’, ese síndrome del impostor y no creer que somos capaces de poder hacerlo”.

Por lo que, la ejecutiva aseguró que el tener ejemplos a seguir con voces claras, pueden ayudar a callar “esas voces del síndrome del impostor”, un trastorno que hace creer a las personas que sus logros o éxitos solo fueron cuestión de suerte o muchas veces no creen estar a la altura.

“Es una obligación de todas las mujeres que han llegado a esas posiciones de liderazgo tener una voz clara y comunicar sus experiencias, sus logros, su camino y trayectoria, para que otras mujeres sepan que pueden lograrlo también”.

Si se quiere igualdad se debe empezar por la igualdad entre trabajo y familia

Tabares no solo señaló la importancia de hablar acerca de los techos de cristales, también el dilema entre la familia y el trabajo.

Decisión que se ve reflejada en números. 63% de las empresas considera que las mujeres sí limitan su carrera por la familia, frente a un 94% que afirma que un hombre no lo hace.

Sin embargo, Laura Tabares señaló que esto no es de género, “tanto hombres y mujeres tenemos esta necesidad de poder recoger a los hijos a la escuela o poder cuidar a los papás”.

Por ejemplo, solo 20% de las empresas dan a los hombres el periodo de paternidad que exige la ley, mismo que solo es de cinco días frente a 12 semanas de una madre, dejando la responsabilidad de la familia a la mujer.

“Esto viene muy del mindset de que los hombres trabajan y las mujeres se quedan en casa, viene del: ‘a ellos denle todo su tiempo para el trabajo y todo lo demás lo hacemos las mujeres’, cuando en realidad hacemos todo lo demás y a parte trabajamos. No hay manera de competir así”.

“No es justo para nadie querer competir en una igualdad de circunstancias laborales, cuando además tenemos otras obligaciones. El poder compartir todas estas actividades paralelas de la vida laborar debe ser el principio”, aseguró.

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