Por qué fracaso Loon, el proyecto de Google para llevar internet con globos gigantes

  • En enero, Alphabet anunció que cerraría su negocio de globos de Internet, Loon.
  • El proyecto representó años de inflar costos y dolores de cabeza geopolíticos para el equipo.
  • Mientras tanto, la compañía trató de idear nuevas formas de ganar dinero con cruceros, plataformas petrolíferas en alta mar y más.

Durante años, las imágenes de globos aeroestáticos de Loon se observaron en los campus de Google. Empleados que negociaban con clientes publicitarios a veces compartían una imagen o mencionaban el proyecto de ‘Loon’ en sus plataformas. De otro modo, las presentaciones serían aburridas y cargadas de estadísticas.

De vez en cuando, se podía ver un globo flotando en la presentación dando la bienvenida a los nuevos empleados de la empresa.

Dondequiera que se viera el globo, estaba allí para decir lo mismo: Google era mucho más que una máquina de publicidad.

Pero el mes pasado, después de casi una década de desarrollo, la empresa matriz Alphabet canceló el proyecto Loon. El deseo de la compañía de un internet global impulsado por globos se hizo cada vez más pequeño ante los problemas financieros. También ante la incapacidad de atraer más capital externo y costos increíblemente altos.

Loon, que se encontraba entre los «moonshots» —ideas radicales que prometen disrupción en los mercados— de Alphabet, era una mezcolanza de proyectos de largo plazo y era especialmente cercano al cofundador y antiguo CEO de Google, Larry Page.

Ahora se une al creciente cementerio de ideas audaces de la empresa.

En entrevistas con media docena de empleados, así como con analistas, quedó claro que si bien los ejecutivos de Loon comenzaron a preocuparse por los fondos del proyecto, también estaban planeando actualizaciones más costosas con la esperanza de atraer inversiones.

«Mi recuerdo de Loon fue que la palabra ‘arrogancia’ se usaba mucho», dijo un exempleado que, como los demás en esta historia, habló con Insider bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa sobre el tema. «Hablaron de tomar este experimento de ciencia ficción y convertirlo en un producto comercial».

«El mensaje era: para hacer algo audaz, hay que tener cierto grado de arrogancia», añadió.

A medida que Loon gastaba 100 millones de dólares al año, aumentaron las tensiones entre los empleados que querían gastar más en mejorar la tecnología y los que querían seguir adelante con lo que Loon ya había construido.

A medida que la compañía luchaba por avanzar en acuerdos clave, exploró nuevas líneas de ingresos, como la entrega de internet a cruceros y plataformas petrolíferas en alta mar.

Esta es la historia de cómo Loon se convirtió en una de las ideas más ambiciosas y extravagantes de Google y, al final, cómo se estrelló contra la Tierra.

Un portavoz de Loon se negó a comentar sobre los detalles de esta historia.

Entra el equipo estelar

Loon. Fuente: Loon.

En 2015, se le pidió a Larry Page en el Fortune Global Forum que nombrara el proyecto de Google Moonshot que más le entusiasmaba. Google había convertido recientemente su estructura corporativa en Alphabet, una nueva empresa matriz que le permitió mantener su establo de experimentos más caros a una distancia de Google, su principal potencia financiera.

Page rápidamente mencionó al «Proyecto Loon», que vivía dentro de la división de moonshot de la compañía, conocida como X. La idea de Loon era difundir el acceso a internet en todo el mundo utilizando una red de globos de helio que flotaban a más de 18,000 metros en el cielo. Esto se haría en asociación con empresas de telecomunicaciones, para transmitir sus servicios LTE a lugares de difícil acceso.

Google sabía que esto sonaba loco. También creía que podría ser un negocio de 10,000 millones de dólares (mdd).

«Hay muchos lugares a los que vas en el mundo donde todavía no tienes una señal de celular. Creo que Loon podría cambiar eso», dijo Page. «De alguna manera creo que la mayoría de la gente no lo aprecia».

Otros se habían dado cuenta de esto. Facebook también estaba compitiendo para controlar la estratosfera con sus propios drones de energía solar, lo que traía consigo sus propios desafíos.

Luego estaba SpaceX de Elon Musk, en el que Google acababa de invertir 900 millones de dólares, y que quería cerrar la brecha digital utilizando una constelación de satélites que se movían mucho más alto en la órbita terrestre.

Como se reveló más tarde, esto también requeriría que el usuario en el suelo instalara una antena especial. Para Loon, todo lo que necesitabas era un teléfono celular.

En 2018, Loon se convirtió en su propia empresa fuera de Alphabet; con su propia estructura corporativa, nómina y esquema de incentivos, un proceso a veces denominado internamente como «Alfabetización».

Si bien estas empresas disfrutan del respaldo de los bolsillos profundos de Google, también se ven obligadas a volverse comercialmente viables y buscar inversiones externas.

Loon mantuvo su sede dentro de X, lo que le dio una línea directa con algunas de las mentes más brillantes de Google y los científicos más excéntricos cada vez que el equipo se encontraba con problemas de ingeniería. Entre ellos se encontraba el «capitán» de Moonshots, Astro Teller.

Teller, que a menudo llega a las reuniones en patines, fue quizás un defensor aún más grande del proyecto que Page; sin embargo, los conocedores dicen que su participación en el funcionamiento diario de Loon después de la escisión fue mínima más allá de sentarse en la junta de la empresa.

El director ejecutivo Alastair Wingarth y su equipo de ejecutivos, conocido internamente como «A-Staff», se encargaron de dirigir el espectáculo.

Empiezan los primeros experimentos

Loon
Loon. Fuente: Loon

Loon intentó demostrar su potencial inicial a través de una serie de experimentos cortos.

En 2017, la Comisión Federal de Comunicaciones otorgó a Loon una licencia experimental para que los residentes de Puerto Rico volvieran a estar en línea después de que el huracán María destruyera la infraestructura de la isla. En 2019, Loon envió globos a Perú solo 48 horas después de que el país fuera azotado por un terremoto de magnitud 8.0.

Pero los planes más grandes, los que realmente darían dinero a Loon, estaban luchando por despegar. Entre ellos, un proyecto para llevar la cobertura LTE completa a Sri Lanka.

A principios de 2019, Loon recaudó 125 mdd de la subsidiaria de SoftBank HAPSMobile, que estaba trabajando en la transmisión de acceso a internet desde drones a gran altitud. El respaldo de SoftBank le dio a Loon una pista importante y un socio estratégico en la estratosfera, de la cual Facebook ahora estaba ausente.

«El equipo se había acostumbrado a lo largo de los años a ser un proyecto de investigación y desarrollo», dijo un ex empleado. «La llegada de SoftBank nos dio un sentido de gobernabilidad y responsabilidad».

Al mismo tiempo, Loon estaba invirtiendo millones investigar y desarrollar, así como en los salarios de los empleados, esto sin obtener ingresos significativos.

La tecnología de Loon mejoró gradualmente; sin embargo, cuando cerraron sus puertas, sus globos solo podían mantenerse a flote durante un promedio de 150 días. Después de este tiempo, era necesario reemplazar el exterior del globo y el helio. Algunos miembros del equipo pensaron que hacer que los globos subieran más rápido y más duraderos no solo los haría más eficientes, sino que también haría que Loon fuera más atractivo para inversores externos.

Para llegar allí, Loon construyó un nuevo y costoso sistema de lanzamiento en su sitio de Winnnemucca, Nevada. Este era mucho más alto que el existente. Eso lo hacía capaz de lanzar globos más grandes. En última instancia, nunca se utilizó, dijeron dos exempleados.

Todo esto creó tensiones internas entre los líderes que creían que Loon necesitaba más tiempo para perfeccionar su tecnología y quienes querían que la empresa siguiera adelante con los acuerdos utilizando su tecnología actual y pusiera dinero sobre la mesa, dijeron esos mismos dos exempleados.

«Simplemente siguieron rediseñando la rueda», dijo uno. «Seguí pensando, en algún momento alguien entrará por esa puerta y comenzará a despedir gente. No podía continuar».

El costo de mantener a flote a Loon siguió creciendo. Al final de su vida útil, la compañía gastaba alrededor de 100 mdd al año, según un informe de The Information en noviembre pasado. Otro exempleado familiarizado con las finanzas de Loon confirmó que la cifra era exacta, describiendo un gasto mensual promedio de 10 mdd a 15 mdd.

Loon exploró otras formas de ingresos mientras intentaba mantenerse a flote

carnival cruise ship
Reuters

Un exempleado dijo que había un entendido dentro de Loon. Este era que, a medida que el mundo se conectaba cada vez más, la empresa no iba a generar mucho dinero solo con las comunidades desatendidas. En cambio, vio más valor en la construcción de una infraestructura a partir de la cual podría formar lucrativos acuerdos de licencia. «No se suponía que el resultado final fuera el globo», dijeron. «Se suponía que el globo nos ayudaría a construir una estructura de hardware y software en la atmósfera.

«Hubo una especie de reconocimiento por parte del equipo de que tratar de ganar dinero a costa de personas que las empresas de telecomunicaciones habían ignorado, no era una buena estrategia para ganar dinero», dijo el empleado.

A principios de 2019, por ejemplo, Loon anunció un acuerdo para licenciar su software de red a la constelación de satélites de órbita baja de la empresa de telecomunicaciones canadiense TeleSat.

Mientras tanto, los líderes pensaban en otras formas de ganar dinero.

En 2019, Loon comenzó a explorar una estrategia para transmitir conectividad de internet a los cruceros y entró en conversaciones con Carnival Cruises para una posible asociación, según dos exempleados familiarizados con el plan. Loon pensó que su tecnología podría complementar la cobertura satelital existente, que a menudo puede resultar lenta y poco confiable para los pasajeros.

Esta colaboración tendría otra eficiencia: los globos que Loon estaba enviando a África volarían sobre el Mar Caribe de todos modos, por lo que la compañía podría hacer que entreguen internet a los cruceros durante su viaje, dijo un exempleado.

Loon también consideró la posibilidad de transmitir conectividad de internet a plataformas petrolíferas en alta mar, sitios de minería en tierra y otros sitios de trabajo remotos; en particular, aquellos que involucraban el uso de equipos conectados a internet, según exempleados.

Ninguno de estos proyectos paralelos llegó a buen término. Solo el verano pasado Loon logró su primer despliegue comercial, brindando cobertura de Internet 4G LTE a casi 31,000 millas cuadradas de Kenia en asociación con una empresa de telecomunicaciones local.

El director ejecutivo Alastair Wingarth le dijo a The New York Times el año pasado que el equipo eligió Kenia porque estaba abierto a adoptar nuevas tecnologías; sin embargo, a Loon le llevó dos años poner en marcha el proyecto. Mientras tanto, un contrato para llevar internet a los usuarios en Perú permaneció estancado en un infierno reglamentario similar.

«¿Conseguir estas aprobaciones gubernamentales y poner nuestros globos en la estratosfera? Fue difícil», dijo un exempleado. «Eso fue muy difícil».

Desbloquear más espacios aéreos también habría permitido a Loon compartir globos entre países. Por ejemplo, si un globo en Kenia se desviara de su rumbo, se podría desviar a Mozambique y utilizarse allí. Limpiar estas vías aéreas significó que Loon también podría llevar sus globos a sus destinos de manera eficiente, surfeando cualquier viento estratosférico particularmente bueno que apareciera en el camino.

Pero a medida que pasaba el tiempo, Loon se dio cuenta de lo difícil que era conseguir estos acuerdos. La compañía intentó obtener autorización para volar globos sobre Venezuela, lo que habría facilitado los viajes a otras partes de América del Sur; sin embargo, el gobierno autoritario del país no permitió que Loon lo hiciera, dijo un exempleado.

Algunos gobiernos también desconfiaron permitir a Loon en su espacio aéreo. Los empleados dicen que no era raro que dignatarios extranjeros visitaran los sitios y oficinas de Loon para inspeccionar sus globos en busca de tecnología de vigilancia.

Mientras Loon luchaba con una geopolítica complicada, el dinero de SoftBank se estaba agotando rápidamente y la compañía pasó la mayor parte de 2020 tratando de atraer nuevas inversiones. Loon tenía algunas, la más prometedora de las cuales era un nuevo acuerdo con SoftBank para una segunda inyección de efectivo, según dos exempleados familiarizados con las negociaciones.

No se pudo saber la cantidad que Loon esperaba obtener del nuevo acuerdo; sin embargo, uno dijo que esperaban que hubiera tenido que ser al menos 100 mdd para que valiera la pena.

Cuando SoftBank y otros clientes potenciales se enfriaron, Loon ya no vio un futuro en el que pudiera financiarse. Después de un turbulento 2020, la junta de Loon se reunió y decidió que era hora de cerrar, según una fuente familiarizada con la decisión.

La decisión de matar a Loon fue, en última instancia, de Astro Teller, dijeron.

Los expertos culpan al tiempo, la política y las pesadas empresas de telecomunicaciones

Loon
Loon. Fuente: Loon.

Pocos proyectos de Google han atraído tanta cobertura de prensa aduladora e interés a lo largo de los años como Loon. «Mantuvo sexy a Google», según un exempleado.

¿Qué mató a Loon? Eso depende de a quién se le pregunte. Un empleado culpó de la caída de Loon a la subestimación de la geopolítica compleja. Otro dijo que fueron las empresas de telecomunicaciones «pesadas» las que agravaron los dolores de cabeza regulatorios.

Si bien el liderazgo pareció restar importancia a lo que estaban haciendo SpaceX de Elon Musk y otros rivales en este dominio, dos de los exempleados con los que habló Insider pensaron que estas empresas representaban una amenaza existencial a largo plazo. La decisión de Loon de jugar en un espacio incipiente significó que estaba invirtiendo más en costos de I + D; sin embargo, esto lo hizo menos atractivo para los inversores.

«La viabilidad técnica de lo que estaba haciendo SpaceX fue probada», dijo uno de esos exempleados. «Hemos estado lanzando satélites desde los años 60».

Incluso entre la manada de moonshots de Alphabet, que incluyen la división de ciencias de la vida Verily y la compañía autónoma Waymo, Loon fue difícil de vender.

«Verily y Waymo tienen la ventaja de apuntar a mercados que ya existen, por lo que es fácil de cuantificar», dijo un exejecutivo, que también pidió permanecer en el anonimato, en una conversación con Insider el año pasado. «Es fácil defender la inversión y por qué tiene sentido».

Mientras Loon luchaba por encontrar fondos, miles de millones se estaban invirtiendo en satélites de entrega de internet que operaban a varios cientos de miles de pies en el aire. En enero de este año, la empresa de satélites de Internet OneWeb anunció que había recaudado 400 mdd de dólares para seguir desplegando su red; 350 mdd de eso fueron de SoftBank.

El caso de negocios de Loon también se ha reducido a lo largo de la década a medida que una mayor parte del mundo se ha conectado, dijo Ernesto Falcon, un consejero legislativo senior de Electronic Frontier Foundation que se centra en la conectividad a Internet. También dijo que creía que Loon tenía una batalla cuesta arriba al trabajar con empresas de telecomunicaciones.

«Loon probablemente era atractivo para las empresas de telecomunicaciones porque extendía su red; pero, si eras un actor importante con un alcance mayor, no necesitabas a nadie», dijo.

Alphabet se ha vuelto más consciente de sus subsidiarias que queman efectivo con el tiempo. En una entrevista con Fortune en 2020, poco después de ser nombrado CEO de Alphabet, Sundar Pichai insinuó que habría más disciplina cuando se trata de moonshots. Unos días después, Google cerró Makani, otra apuesta que estaba trabajando en cometas generadoras de energía.

«Creo que con las ‘otras apuestas’ definitivamente estamos en una fase en la que, si bien tenemos una visión a largo plazo, también queremos unir eso con la disciplina de asegurarnos de que lo estén haciendo bien», dijo Pichai.

Después de 10 años en el desarrollo, Loon aparentemente no cumplió con ese estándar.

Quizás, al final, todo fue cuestión de tiempo. Otro empleado se preguntó si Loon era demasiado ambicioso demasiado pronto. «Creo que buscaron prematuramente el camino de la comercialización, pensando que lo conseguirían al ganar estos acuerdos con otras empresas de telecomunicaciones y la industria satelital», dijeron.

«Si se hubieran retrasado, creo que todavía tendríamos un proyecto interno loco en Google X. Simplemente intentaron crecer demasiado rápido».

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