Ahora que la sociedad busca cualquier manera de frenar la propagación del Covid-19, parece que cualquier medida que evite el contacto humano nos acerca al fin de la pandemia que desde marzo ha cambiado cómo funciona el mundo.
El gigante de la comida rápida KFC, famoso por su pollo frito, ha llevado a la práctica su idea para evitar la interacción entre personas. Así, la cadena estadounidense ha sacado a las calles sus coches autónomos para repartir comida.
KFC ha paseado por las calles de China sus food trucks sin conductor que sirven comida a los clientes.
Según señala CNET, la flota está manejada mediante redes 5G y permite a los transeúntes la posibilidad de comprar comida mediante una pantalla táctil con pagos que se realizan a través de un código QR.
Esta nueva propuesta se ha podido materializar gracias a las ventajas que ofrece Neolix –una empresa de transportes con sede en Pekín– y Yum Brands, propietaria de KFC.
Este podría ser el primer paso de la industria de la comida rápida en su adaptación a la nueva normalidad pospandemia.
En 2017, KFC generó casi 5 billones de dólares en beneficios en China. Con 5,200 locales, el país es el hogar de la gran mayoría KFCs del mundo.
La compañía fue el primer restaurante de comida rápida en abrir aquí. Antes de 1987, China estaba mucho más cerrada al resto del mundo.
El primer restaurante de la cadena estaba cerca de la Gran Muralla. Elegir una zona turística permitió a la empresa de comida rápida acceder a una gran base de consumidores, al tiempo que expandía sus locales.
Según el exejecutivo de KFC Warren Liu, la empresa contaba con una ventaja natural, ya que la mayoría de los consumidores chinos prefieren el pollo a cualquier otro tipo de carnes como la carne de vaca.
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